El deporte me ha enseñado a ser valiente: Miranda Peláez

hockeyBOCA DEL RÍO, Veracruz.- La generosidad del deporte está abierta siempre. Y Miranda Peláez Rodríguez, capitana de la selección de hockey de sala de Tlaxcala, la asume a sus 11 años de edad. "El hockey me ha enseñado a ser valiente", dice la menudita jugadora que participa con el equipo en la Olimpiada Nacional 2014.

El deporte le ha ayudado a tener una visión más clara para combinarlo con el estudio y su rol en la familia. Es la mayor de tres hermanas: Valeria, de ocho años, y Jovanna, de 10.

"Las muñecas no hacen nada. Y el hockey me ayuda a volverlo a intentar si no resulta a la primera vez. Si algo no me sale bien, insisto porque mi familia me enseñó a luchar por todo. Le pedí a los Reyes Magos un bastón de hockey porque es un deporte que me gusta jugar y que me ha enseñado a ser valiente", dice con gran seguridad Miranda.

El gusto por el deporte se confirma al transcurrir los días. "El hockey me gusta porque es muy activo, me ayuda a sacar todas mis fuerzas, a pensar y a sacar todo lo que traigo. Soy una niña muy inquieta y que lucha por l que quiere. Venimos por una medalla a la Olimpiada Nacional".

Estudiante del sexto grado de primaria en el Colegio Esperanza, recuerda de forma automática su inicio en el deporte.

"Mi prima Andrea me invitó hace dos años a jugar. Y aprendí a ser responsable. Tengo dos hermanas y estoy atenta para cuidarlas, pero también para enseñarles lo que me enseñó mi abuelita Bertha cuando no quieren comer. Les digo, coman; piensen en los niños que no tienen nada qué comer. Mi abuelita me enseñó los valores"

Miranda vuelve la conversación muy amena, siempre con una sonrisa en cada respuesta, sobre todo si se refiere a su abuelita Bertha o a sus hermanas Valeria y Jovanna. "Al pedir un bastón de hockey a los Reyes Magos sé que pedí algo productivo, es algo que disfruto. El hockey me hace correr y me hace feliz".

Sus sueños la transforman en una jugadora gigante que contrasta con su pequeña figura, tal vez frágil a simple vista. Pero su firmeza dice todo lo contrario.

"Cuando jugamos contra rivales más altas que nosotras, les digo a mis compañeras que no debe darnos miedo. Están grandotas, pero por aquí no pasan. Aprendimos a dejar el corazón en la cancha. Es mi deporte. Aquí saco todo cuando me pasa algo"

Miranda va un poco más allá, como si fuera un remate con el bastón, listo a la portería contraria. "Quiero ser maestra de hockey. Quiero ser jugadora por mucho tiempo. Y luego seré diseñadora de ropa o abogada", concluyó.