El gusto por el deporte se confirma al transcurrir los días. "El hockey me gusta porque es muy activo, me ayuda a sacar todas mis fuerzas, a pensar y a sacar todo lo que traigo. Soy una niña muy inquieta y que lucha por l que quiere. Venimos por una medalla a la Olimpiada Nacional".
Estudiante del sexto grado de primaria en el Colegio Esperanza, recuerda de forma automática su inicio en el deporte.
"Mi prima Andrea me invitó hace dos años a jugar. Y aprendí a ser responsable. Tengo dos hermanas y estoy atenta para cuidarlas, pero también para enseñarles lo que me enseñó mi abuelita Bertha cuando no quieren comer. Les digo, coman; piensen en los niños que no tienen nada qué comer. Mi abuelita me enseñó los valores"
Miranda vuelve la conversación muy amena, siempre con una sonrisa en cada respuesta, sobre todo si se refiere a su abuelita Bertha o a sus hermanas Valeria y Jovanna. "Al pedir un bastón de hockey a los Reyes Magos sé que pedí algo productivo, es algo que disfruto. El hockey me hace correr y me hace feliz".
Sus sueños la transforman en una jugadora gigante que contrasta con su pequeña figura, tal vez frágil a simple vista. Pero su firmeza dice todo lo contrario.
"Cuando jugamos contra rivales más altas que nosotras, les digo a mis compañeras que no debe darnos miedo. Están grandotas, pero por aquí no pasan. Aprendimos a dejar el corazón en la cancha. Es mi deporte. Aquí saco todo cuando me pasa algo"
Miranda va un poco más allá, como si fuera un remate con el bastón, listo a la portería contraria. "Quiero ser maestra de hockey. Quiero ser jugadora por mucho tiempo. Y luego seré diseñadora de ropa o abogada", concluyó.