Ciencias Genómicas el orgullo de la UNAM

Ciencias UNAMExcelsior.- CIUDAD DE MÉXICO, 23 de septiembre.- A pesar de que México fue parte del semillero de los pioneros en la investigación genómica, el freno provocado por la carencia de recursos y una corta visión de no considerar a la ciencia como la palanca de desarrollo provocó un rezago que la UNAM decidió corregir para que el país entre de lleno a la llamada nueva revolución científica, como se conoce a la ciencia genómica.


Las aportaciones del estudio genómico al desarrollo médico, a la mejora alimentaria, a la producción de fármacos y sus ventajas de su uso en la ecología son innegables a nivel mundial, no sólo por el mayor conocimiento del cuerpo de los seres vivos, sino por las soluciones que ofrece ese conocimiento y la UNAM acordó, desde 2003, que México no puede ir atrás de lo que se hace en el extranjero y debe invertir en su propia ciencia.

Con solicitudes que rebasan los 10 aspirantes por cada espacio disponible en primer ingreso, la licenciatura en Ciencias Genómicas es el orgullo internacional de la UNAM, pues empresas y laboratorios extranjeros los buscan y los valoran, al mismo nivel de Harvard o del Instituto Tecnológico de Massachusetts; de hecho, 50% de sus egresados están actualmente en el extranjero.

Formados en las aulas unamitas en las décadas de los sesenta y los setenta, diversos investigadores mexicanos fueron parte del semillero de pioneros en la investigación genómica, entre ellos uno de los científicos más reconocidos y citados en el mundo, cuyos trabajos son base del desarrollo de la ciencia genómica mundial, Francisco Bolívar Zapata.

Este investigador mexicano incluso fue de los primeros mexicanos en recibir el Premio Príncipe de Asturias, justamente por sus aportaciones en este desarrollo científico que ha permitido al mundo clonar animales, conocer el mapa de los genomas de la población mundial, por regiones y que en el caso de México permitió descubrir que se trata de una población altamente vulnerable a desarrollar diabetes.

Las ciencias genómicas tienen diversas aplicaciones en la vida cotidiana, tanto en productos de tipo industrial como en la mejora ecológica y en la salud de los seres humanos, y desde hace varios años la UNAM comenzó con esa apuesta, al crear el Instituto de Biotecnología en 1985, que comenzó a operar dentro de las instalaciones del Instituto de Investigaciones Biomédicas y unos años después obtuvo su propia sede, en Cuernavaca, Morelos.

Ese trabajo constante del grupo de investigadores pioneros mexicanos provocó que en 2003 el Consejo Universitario respaldara la propuesta de crear la licenciatura de Ciencias Genómicas.

12 años de trabajo

Esperanza Martínez Romero, coordinadora de la carrera que se imparte en el Centro de Ciencias Genómicas y el Instituto de Biotecnología, explica que en 12 años de trabajo de esta apuesta universitaria “ya tenemos un buen número de egresados, que incluso han seguido estudios de posgrado y los han concluido, y que se han contratado como investigadores”.

Precisó que se trata de una licenciatura “muy exitosa, porque los alumnos que salen a laboratorios en el extranjero han recibido muy buenos comentarios por los tutores jefes de grupo, donde nos dicen que nuestros alumnos tienen el nivel de los alumnos de Harvard, del Tecnológico de Massachusetts de Estados Unidos. Entonces es un gran orgullo que estemos formando profesionales de muy buen nivel”.

La doctora informa que los jóvenes que apuestan por la formación en Ciencias Genómicas son disputados por empresas internacionales y universidades extranjeras para que colaboren con ellas.

“Los solicitan y han venido a buscarlos; por ejemplo de la Universidad Montpellier, de Francia, vinieron investigadores para solicitar que nuestros alumnos vayan a hacer estancias de trabajo y de investigación con ellos”, dijo.

—¿A qué se debe este éxito?

—El éxito se debe en parte a que es una educación personalizada. Los grupos son muy reducidos y los profesores tienen un nivel académico muy alto. También los profesores enseñamos lo que sabemos hacer mejor, y la Universidad pues cuenta con investigadores de muy alto nivel académico, que participamos en esta licenciatura.

“Aquí se les dan clases formales y los laboratorios son mucho más limitados y están restringidos al tercer y cuarto año de la licenciatura; tienen clases formales durante los primeros dos años, cuando se les dan los conocimientos más básicos de las materias relacionadas a la genómica, como son bioquímica, biología molecular, biología celular, bioinformática, programación.

“Llevan una carga fuerte de matemáticas, estadística, ecuaciones diferenciales, modelación; es una combinación de biología, matemáticas y bioinformática, y yo creo que da un perfil muy adecuado para los estudios genómicos, que requieren de todo este conocimiento”.

La coordinadora precisa que el perfil académico de los jóvenes que son aceptados en esta carrera es alto. La mayoría ingresó con un mínimo de 100, de 128 aciertos en el examen de admisión, pero además aprueban otros procedimientos académicos estrictos.

“Nosotros les hacemos otro examen más dirigido a los intereses de la genómica, que incluyen un examen de matemáticas y de biología molecular; además hay una semana de evaluación académica, donde participan los alumnos que aprobaron el examen con una calificación mayor a un cierto nivel.

“Tenemos un mínimo de 70% de los reactivos aprobados en biología molecular y matemáticas, y si tienen un buen historial académico se admiten a esta semana de evaluación académica; en ella hacemos una muestra de las clases en la licenciatura y los alumnos toman las clases y los evaluamos como si fuera un semestre formal y al final de ellas escogemos al grupo que va a ingresar a la licenciatura”, detalla.

Hasta el momento, la licenciatura de Ciencias Genómicas ha generado 225 egresados, de los cuales 50% está en el extranjero y el resto se desarrolla en el territorio nacional, principalmente en universidades.

El nivel de demanda ha crecido, por el prestigio reconocido dentro y fuera de la UNAM, al grado de que cada año entre 300 y 400 jóvenes intentan ingresar, pero sólo son admitidos un máximo de 30, por lo que el perfil académico es de los más altos de toda la Universidad Nacional.