Reciben Nélida Piñón y Sergio Ramírez Medalla Carlos Fuentes

feri-libroGuadalajara, Jal.- (La Jornada) La Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara entregó la Medalla Carlos Fuentes a los escritores Nélida Piñón (1937) y Sergio Ramírez (1942), al inaugurar las actividades del Salón Literario que lleva el nombre del autor de "Terra nostra".

En la ceremonia, la periodista y viuda del autor de obras como "La muerte de Artemio Cruz" y "Aura", Silvia Lemus, junto con el presidente de la FIL, Raúl Padilla López, entregaron la presea a los autores de origen brasileño y nicaragüense, respectivamente.

Moderados por la también escritora Rosa Beltrán, ambos autores ofrecieron una charla en la que hablaron sobre personajes como Homero, Rubén Darío (1867-1916) y Miguel de Cervantes (1547-1616), entre otros, además de que expresaron sus definiciones sobre el significado e importancia de la literatura.

Tras reconocer que México es importante en su vida, Nélida Piñón se dijo heredera de dicha tradición y refirió que no puede imaginarse la literatura, "sin el sentimiento de la continuidad, que sufre rupturas.

"La tradición para mi es una meta y creo que sólo se puede ser contemporáneo, siendo arcaico, es decir, trayendo contigo toda esa continuidad desde Homero que es una pasión mía", manifestó la autora, quien se definió en tono de broma como una escritora "peligrosa".

Por su parte, Sergio Ramírez señaló que los mitos viven en las cabezas y ello se debe, "porque heredamos en los genes no sólo características físicas, sino la memoria del pasado y la memoria de los mitos.

"Uno viene alarmado con esos mitos en la cabeza y cuando piensa en ellos, piensa en la ilusión de la invención", dijo el también ganador de la segunda edición del Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español.

Ramírez, quien ejerció como vicepresidente del país centroamericano entre 1986 y 1990, consideró que al hablar del mito y tradición, cada autor trae consigo su propio "reservorio de mito e historia que contar, uno está ligado a su propia historia, a la universal, pero la que mejor prende la imaginación, es la historia que lo rodea, ese muro invisible".

En ese tenor, refirió que cada historia de un país, representa el relato personal de un escritor.

De nueva cuenta, Piñón dijo que el gran creador de mitos, además de la antigüedad, es el mundo rural.

"Ahora con la progresión del mundo urbano, los mitos se crean en 24 horas y desaparecen. Sin embargo, creo llegaremos a un tiempo en el que se creará un mito y evaporará. Vivimos pendientes de los mitos rurales", señaló la autora.

Sobre el mismo tema, Ramírez coincidió en que la herencia cultural es rural, "pero como se pretende ser urbano, nos asombramos del poder que tienen lo rural, siempre estamos asombrados de la des-concertación que existe entre la realidad rural y nuestra pretensión de ser modernos.

"De tal modo que el caudillo no ha sido enterrado, porque es una figura del mundo rural, y como el mundo rural está vivo, siempre están resucitando en América Latina estos personajes", destacó.

Para Piñón en la actualidad, el individuo tiene que ser mujer, hombre, animal, vegetal, "todo a la vez para entender la solidez desesperada de la vida, pues es difícil entender quiénes somos y sólo se puede acercar siendo múltiples, muchas personas, por ello, vivimos bajo la tutela de la máscara: la extraordinaria, la de lo cotidiano, la del amor, de tu intimidad".

Enseguida, Ramírez consideró que la literatura se relaciona con la historia personal, pues dicho depósito proviene desde la infancia, lo que hace que al no recordar se teja en la imaginación, se llenen los huecos y esto sea el deleite de la escritura.

"El lector se encuentra con ese depósito y esa comunicación es lo que hace la literatura, si no se reconoce, la literatura está muerta porque no se trata de un monólogo, sino de un dialogo", expresó el autor, quien reveló haber sentido la necesidad de contar sus historia tras la Revolución sandinista de finales de los años 70 en Nicaragua.

Luego de poco más de hora y media de dialogo, de compartir historias y experiencias, ambos autores fueron condecorados y recibieron un fuerte aplauso de parte del público reunido en el Auditorio Juan Rulfo de la FIL de Guadalajara 2014.