Los grupos fueron de tres a cinco alumnos por aula, además de que las medidas de seguridad fueron evaluadas y autorizadas por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
De acuerdo con algunos planteles educativos privados, fue necesario realizar una costosa inversión para cumplir con los requerimientos exigidos para prevenir el contagio de COVID-19.
Pocas escuelas públicas aceptaron regresar a las aulas, tomando en cuenta la opinión y acuerdos con padres de familia, a pesar de que no cuentan con la infraestructura requerida.