17 obras hablan de las marcas apesadumbradas que ha dejado la migración, estará vigente hasta el 30 de agosto en el Centro Cultural Clavijero, en Michoacán.

Como una invitación a la reflexión de temas como migración, identidad, defensa del maíz, movilidad y frontera, la obra de Betsabeé Romero presenta Huellas que florecen, donde a través de diferentes piezas simboliza el trayecto de millones de migrantes que han atravesado y atraviesan, con banderas de paz y trabajo las fronteras, dejando atrás sus pasos dolidos.

huellasqueflorecen“Son imágenes de peregrinajes prehispánicos que hacen referencia a cómo somos una cultura de migrantes, a esas familias que han sido atropelladas, pero que finalmente, han hecho camino, han dejado huella y esa huella merece ser dignificada”, afirma la artista plástica.

La exposición Huellas que florecen se integra de alrededor de 17 obras que dan fe de las marcas apesadumbradas que ha dejado la migración, estará vigente hasta el 30 de agosto en el Centro Cultural Clavijero, en Michoacán.

Huellas que florecen, explica la creadora, es el nombre que surge de la pieza principal que yace en el centro, como eje fundamental y más importante de la exposición. Se trata de 45 pares de hormas de zapatos de madera, talladas por artesanos de Tzinunzan, Michoacán, manos que intervinieron las maderas para hacerlas florecer, afirma Romero, con diferentes símbolos, flores y animales que representan el ir y venir de los migrantes.

Afirma que hace dos años se puso en contacto con los artesanos de Morelia, quienes cobijaron sus ideas para trasladar su memoria y grabarla con flores, dibujarla y tejerla, dejando en cada línea y en cada trazo su recuerdo.

Betsabeé Romero, que cuenta en su historia con más de 100 exposiciones individuales en países de América y Europa, siempre con temas de problemática social, detalla que esta exposición se compone de objetos que son parte de una investigación de más de 20 años, todos relacionados con movilidad, frontera, migración e identidad.

Respecto a las hormas de zapatos, la autora revela que fue una donación de una fábrica mexicana de tenis que quebró cuando entraron las marcas internacionales, estas se habían quedado almacenadas en una bodega por más de 50 años, lo que a su consideración da a la obra “aún mayor significado”.

La siguiente parada de esta exposición será en Cúcuta, enclavada en la cordillera oriental, entre Venezuela y Colombia, una de las fronteras más dinámicas de las fronteras de Latinoamérica desde hace muchos años.

“Es una frontera en donde además había muchos talleres de fabricación de zapatos, históricamente hablando, entonces les interesó mucho que yo llevara esta pieza para presentarla en el marco de la III Bienal del Sur en la que participarán más de 30 artistas plásticos de todo el territorio nacional, bajo el título Pueblos en Resistencia, en el mes de septiembre”, comenta en entrevista.

La exposición Huellas que florecen permanecerá en el Centro Cultural Clavijero (CCC) hasta el 30 de agosto, bajo el auspicio del Gobierno del Estado de Michoacán, a través de la Secretaría de Cultura, y de la Federación. (Boletín)