La muestra permanecerá hasta el 22 de noviembre; incluye nueve esculturas monumentales y 31 piezas de mediano y pequeño formatos.

thumbnail 20191024 191320La muestra escultórica del arquitecto mexicano David Camorlinga Tagle busca estimular el diálogo interpretativo entre su obra y quien la aprecia, por ello llegó a la Galería del Tiempo y la Plaza Roja de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Azcapotzalco, donde permanecerá hasta el 22 de noviembre.

La exposición se titula con el nombre de su autor porque exhibe la evolución de su trayectoria artística desde que comenzó a estudiar hasta que se consolidó como escultor.

La componen nueve piezas monumentales y 31 de formatos mediano y pequeño con las cuales exploró las posibilidades de las figuras geométricas, abarcando simetrías facetadas —más rígidas— y procesos alabeados —donde la estructura lineal se diluye debido a las curvaturas—; así, se vuelven más orgánicas.

Estas adquieren formas humanas inexpresivas: “La capacidad comunicativa corpórea de una escultura figurativa estimula el diálogo interpretativo entre esta y quien la aprecia”, expresa Camorlinga en entrevista.

“Estos objetos cobran un valor artístico hasta que la gente les otorga su visión; por ello he intentado que el espectador logre encontrar valores, emociones o puntos de ruptura personales a través de mi obra”, agrega.

El objetivo se ha cumplido en la UAM Azcapotzalco, donde el público, impresionado, ha interactuado con las esculturas de diferentes maneras: asisten fotógrafos profesionales para obtener imágenes, especialistas, académicos y estudiantes que se retratan simulando las posturas y formas como si fuesen un espejo, comenta Camorlinga.

Lograrlo llevó cerca de un año, ya que, al situarse dentro de un plantel universitario, debió buscarse que el acceso a la Galería del Tiempo no se limitara a los estudiantes, sino que el público en general pudiera ingresar registrándose con su identificación oficial, relata.

Respecto a su proceso creativo, Camorlinga comenta que inicia con un boceto y la creación de un prototipo a escala, el cual amplifica con un modelo en plastilina, del cual se sacan los moldes en silicón, se hacen vaciados en cera y, una vez obtenidos estos, se retocan para entrar en proceso de fundición.

“Las piezas con alturas de 30, 60 o 90 centímetros tardan hasta dos semanas en fundirse, las monumentales, incluso un mes. La mayoría de las que integran mi trabajo poseen diferentes acabados: bronce pulido, bañados en níquel, mate bañado en plata, pátinas de titanio o nitrato de plata”, declara el arquitecto mexicano.

Acabado el proceso de fundición, le siguen los trabajos de taller, soldadura, tallado, acabado y fijado, hasta conseguir el producto final que satisfaga al creador.

David Camorlinga ha permanecido activo durante 20 años, aun cuando los procesos para elaborar sus obras son costosos debido a la diversidad de materiales empleados, como silicones, fibra de vidrio, resinas y plastilina, o por las cantidades necesarias para una figura, pues ha llegado a utilizar hasta media tonelada de plastilina.

Estudió en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México. Trabajó durante cinco años con el arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez, primer rector general de la UAM. Para conocer más sobre su trabajo, puedes consultar su página de Facebook: Camorlinga Sculptures. (Boletín)