Gobierno de Tlaxcala, a través del DIF Estatal, reparte juguetes a niños de los 60 municipios

Tlaxcala, Tlax.- “Melchor, Gaspar y Baltasar, son los Reyes Magos de la ilusión...” se escucha en el ambiente que, hoy, fue amable con los niños y las mamás que desde primeras horas de la mañana empezaron a llegar al DIF Estatal, llenos precisamente de eso, ilusión.

El niño de gorro gris rayado se pica la nariz, las mamás e hijas se forman en la fila, mientras las muñecas de moda -bailarinas de vallet-, aguardan en sus cajas transparentes para conocer a sus futuras mejores amigas, y el pequeño bebé llora descontrolado sin saber que en unos minutos recibirá el consuelo de un elefantito de peluche azul.
La emoción afuera del DIF, crece. Se acerca la hora de descubrir qué juguetes dejaron los Reyes Magos a los niños y niñas tlaxcaltecas que se portaron bien, y a los que no, también. Ellos no necesitan invitación, saben que los dueños del camello, caballo y elefante les dejaron un obsequio en este lugar.
Dan las nueve y las puertas principales, por fin, se abren. El corazón de los infantes se acelera y sus sonrisas duplican su tamaño cuando, a lo lejos, observan una montaña de regalos con la muñeca más famosa y también con la más pequeña del mundo, héroes de acción, balones de basquetbol de la marca que usan los jugadores profesionales, leoncitos y animalitos didácticos para los bebés.
“Aquí llegaron los Reyes, ¿verdad, mamá?”, expresa un niño de abrigo verde que, con habilidad, se formó en la primera fila. Al recibir una figura de CR7, el mejor futbolista del mundo, lo observa, y suelta una segunda pregunta, aún más ingeniosa: “¿puedo cambiarlo?”. Al parecer, el pequeño es fan de Leo Messi.
En la sede de la dependencia, en el primer cuadro de la capital, Sandra Chávez Ruelas, esposa del gobernador Marco Mena, entrega más de cuatro mil juguetes a infantes de todo el estado.
El inconfundible barullo infantil suena de fondo, la fila avanza y quienes reciben su regalo lo exploran, lo admiran y finalmente, destrozan la envoltura. No esperan mucho tiempo para jugar con él, probar su resistencia una y otra vez. Los Reyes Magos saben bien que, debido a eso, todos los juguetes que regalan deben ser de buena calidad.
De las cajas de plástico y cartón salen dos hermanas que habitan en un reino de hielo, cochecitos listos para jugar “metitas” y hasta naves espaciales provenientes de una galaxia muy, muy lejana. Los niños y niñas conocen a detalle cada uno de estos personajes, y al instante, crean escenarios imaginarios.
Eva Nicole, pequeña tlaxcalteca de tres años, abraza la muñeca que le tocó y emocionada, expresa: “Me trajeron una crayola y una momi; me gustó mucho”.
Eduardo y Francisco, ambos de siete años, dicen que por no hacer travesuras todo el año, estaban seguros que los Reyes Magos tendrían regalos para ellos.
“Sabía que los Reyes me trajeron un regalo porque me porté bien. Escombré mi cuarto, barrí el patio de mi casa y jugué. Muchas gracias a los Reyes, los quiero mucho y son muy amables”, dice Eduardo, quien se llevó un balón de futbol.
Johana, de 8 años, proveniente de Chimalpa, sabe a la perfección que portarse bien tiene su recompensa. “No le rezongué a mi mamá, no hice malas cosas y no le pegué a mis compañeros. Hice mis tareas; investigar, hacer problemas y dividir. Yo quiero decirle a los Reyes que muchas gracias”.
Jiromi, de San Jorge Tezoquipan, decide pedir por el bienestar de los magos provenientes de Europa, Asia y África. “Quiero decirle a los Reyes que se cuiden y estén bien”.
María Fernanda, de Contla, confía en que durante el futuro, más niños tendrán la alegría de recibir un regalo. “Me trajeron una muñequita porque me porté bien. Ayudé a mi mamá al quehacer; en la escuela también me porto bien, estudio y saco dieces. Quiero decirles a los Reyes que les sigan trayendo juguetes a otros niños y que vengan cada año”.
Con la imagen de Melchor, Gaspar y Baltasar de fondo, Sandra Chávez recuerda que “todos fuimos niños, todos soñamos en este día, todos tuvimos la inquietud de dormirnos temprano porque sabíamos que al día siguiente habría un regalo para hacer realidad nuestro sueño”.
Al disfrutar de la vista de cientos de niños y niñas jugando con sus nuevos y coloridos amigos de peluche, plástico o tela, ella da un último consejo, quizá el más útil para la vida de los menores en este seis de enero: “Lo más importante de tener el juguete, es cuidarlo, conservarlo, respetarlo... y compartirlo”. (Boletín)