Buenos Aires, Argentina.- (Noticias MVS) Kirchner no se ha pronunciado sobre el pedido que hizo el viernes un fiscal para que sea imputada por encubrir a funcionarios iraníes por el peor atentado terrorista ocurrido en Argentina, la voladura de la mutual judía AMIA en 1994, que dejó 85 muertos y 300 heridos.

En su último año como presidenta de Argentina, Cristina Kirchner luce arrinconada por la justicia con una denuncia por encubrimiento, agravada por la muerte del fiscal que la presentó, y una marcha de colegas suyos con apoyo opositor para el miércoles, que el gobierno atribuye a un complot.

Kirchner no se ha pronunciado sobre el pedido que hizo el viernes un fiscal para que sea imputada por encubrir a funcionarios iraníes por el peor atentado terrorista ocurrido en Argentina, la voladura de la mutual judía AMIA en 1994, que dejó 85 muertos y 300 heridos.

La imputación, solicitada por el fiscal Gerardo Pollicita, avaló la denuncia presentada hace un mes por Alberto Nisman, el fiscal a cargo de la causa, muerto de un disparo en la cabeza en su apartamento el pasado 18 de enero.

Si el pedido es aceptado por el juez Daniel Rafecas, Kirchner, su canciller, Héctor Timerman, y las otras personas denunciadas por Nisman podrían ser investigadas para determinar si hubo responsabilidad penal.

El miércoles, cuando se cumple un mes de la enigmática muerte de Nisman, un grupo de fiscales convocó a una marcha de silencio a la que asistirán candidatos presidenciales opositores para las elecciones de octubre, organizaciones sindicales y judías.

En dos actos públicos Kirchner evitó el fin de semana referirse a la denuncia y a la marcha, mientras pasaba el feriado largo de carnaval en la provincia patagónica de Santa Cruz.

La presidenta se limitó a reproducir en su cuenta de Facebook una parte de un discurso pronunciado el miércoles: "¿Saben qué? El odio, el agravio, la infamia, la calumnia se los dejamos a ellos".

La prensa no descarta que permanezca en la Patagonia para festejar el jueves su 62 cumpleaños. De esta manera no estaría en Buenos Aires para la marcha, que se anuncia masiva.

La muerte de Nisman cuatro días después de denunciar al gobierno enrareció el inicio de un año electoral.

Tras doce años en el poder, el kirchnerismo no ha definido su candidato pero hasta enero mantenía 30% de aprobación a su gestión.

Políticos de derecha, socialdemócratas y del peronismo disidente marcharán con los fiscales a la Casa de Gobierno.

"La muerte de Nisman se ha convertido en un punto de inflexión en la vida cívica del país", indicó a la AFP la consultora política Graciela Römer.

Según la analista, "si Argentina estuviera atravesando una democracia verdaderamente consolidada, con instituciones fuertes, sin bolsones de impunidad y sin sospechas de una justicia no independiente, la marcha no existiría".

El caso Nisman, una suerte de thriller político con los servicios secretos involucrados, sumió a los argentinos en el escepticismo.

Para un 60% la investigación de la muerte del fiscal no será transparente, otro 69% cree que quedará impune y más de 60% da por ciertas las acusaciones del fiscal contra Kirchner y el canciller, reveló un sondeo de la consultora Management & Fit.

"Hay mucha desilusión respecto a la calidad y capacidad de las instituciones", explicó Matías Carugati, uno de los promotores de la encuesta.

La denuncia de Nisman-Pollicita fue descalificada por el gobierno como un "disparate" y un intento de "golpismo judicial".

Así mismo, la marcha es vista como un plan de "desestabilización del sistema democrático", señaló el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.

El exfiscal general de la Corte Penal Internacional (CPI), Luis Moreno Ocampo, cuestionó la marcha y también la denuncia de Nisman que retomó Pollicita.