iranJerusalén, Israel.- (La Jornada) El gobierno israelí, sometido a fuertes presiones, anunció el domingo mayores medidas punitivas contra los extremistas judíos, tras la muerte de un bebé palestino en un incendio criminal y un ataque con cuchillo en el desfile del Orgullo Gay en Jerusalén.

El domingo por la mañana se produjeron nuevos enfrentamientos entre palestinos y fuerzas de seguridad israelíes en la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén, pero la situación se calmó pasado el mediodía.

Se trata del tercer día de protestas en Gaza y Cisjordania.

El viernes, un bebé palestino de 18 meses, Ali Dawabcheh, murió quemado y sus padres y hermano quedaron gravemente heridos tras un ataque de extremistas judíos, que lanzaron cocteles molotov al interior de la vivienda cerca de Naplusa, en Cisjordania.

El jueves, un judío ultraortodoxo reincidente apuñaló a seis participantes del desfile del Orgullo Gay en Jerusalén, de los cuales murió una adolescente. Los palestinos, pero también la oposición israelí y la ONU, denunciaron el ataque y "la impunidad" de la que gozan los colonos judíos y otros militantes de extrema derecha.

Ante las críticas, el primer ministro Benjamin Netanyahu prometió el domingo "tolerancia cero" y su ministro de Defensa, Moshé Yaalon, autorizó la aplicación de la detención administrativa, sin cargos y por una duración ilimitada a los extremistas judíos.

Esta medida, reservada habitualmente a los palestinos, podría dar a los investigadores el tiempo necesario para reunir pruebas suficientes que permitan llevar a los sospechosos ante la justicia, según los medios israelíes.

Sin embargo, tres días después del ataque, ningún sospechoso ha sido detenido y los palestinos desconfían en el gobierno israelí, sobre el que tienen una fuerte influencia los partidarios de la colonización y la derecha nacionalista y religiosa.

'Incomprensible'

Bajo el lema "el precio a pagar", desde hace años los extremistas judíos agreden a palestinos y árabes israelíes, y cometen actos de vandalismo en lugares de culto musulmán o cristiano, e incluso atacan al ejército israelí.

Los palestinos calculan que se han producido unos 11 mil ataques en los últimos 10 años. Según la ONG israelí Yesh Din, el 85.3 por ciento de las denuncias de palestinos contra colonos son archivadas. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, se quejó de los métodos del ejército israelí ante los radicales.

"Los detienen durante una hora, después los sueltan y ellos pueden volver a atacar", dijo el presidente palestino.

Las agresiones, según Abas, son "el resultado directo" de la "política de colonización de Israel", que ha llevado a la instalación de 400 mil colonos en Cisjordania y otros 200 mil en Jerusalén Este, ocupada y anexionada.

Para Yossi Melman, especialista en la cuestión de inteligencia para el Jerusalem Post, no hay ninguna explicación lógica a la impotencia de las autoridades que hasta ahora no han detenido a ningún sospechoso tras la muerte del bebé.

"Es incomprensible que un Estado que logra desmontar el terrorismo árabe y palestino, que constituye un modelo copiado por numerosas agencias de seguridad, encuentre difícil enfrentarse a unos pocos cientos de terroristas y sus cómplices", escribe.

'Examen de conciencia'

Los responsables de seguridad, por su parte, explican que es difícil infiltrarse en esos pequeños grupos que no emplean teléfonos móviles, permanecen mudos durante los interrogatorios y visiblemente reciben consignas de comportamiento frente a las fuerzas de seguridad.

Un documento encontraron recientemente durante una detención explicaba cómo prender fuego a mezquitas, iglesias o casas de palestinos sin dejar rastro, según la radio israelí.

Los argumentos no convencieron al jefe de la oposición de centro-izquierda Isaac Herzog, quien consideró que "cuando el Estado quiere, puede luchar contra el terrorismo". Por ello, apeló al gobierno de Netanyahu, uno de los ubicados más a la derecha del espectro político en la historia de Israel, a hacer un "examen de conciencia".