pekin 1MVS.- La alerta "roja" por contaminación decretada en Pekín provocaba este martes la adopción de excepcionales medidas, en una capital china ahogada en una espesa niebla tóxica.

Pekín presentaba este martes un inhabitual escenario: tráfico muy ralo, escuelas cerradas, padres inquietos por sus hijos y numerosas mascarillas respiratorias.

Ante un hospital pediátrico del este de Pekín, Di Yiqing, una joven mamá, lleva en brazos a su hija de dos años y medio, ataviada con un gorro y que tose bajo una espesa toquilla.

"Tiene fiebre desde hace algún tiempo. Seguramente se contagió al contacto con otros niños, pero el 'smog' lo agrava todo, pues mi hija tiene una salud muy frágil", explica a la AFP.

La señora Di precisa que no pudo comprar un purificador de aire para su casa, "ya que es muy caro". En efecto, los más eficaces cuestan como poco 1.000 yuanes (144 euros), una inversión nada desdeñable para la mayoría de los hogares.

La municipalidad de Pekín proclamó el lunes por primera vez la "alerta roja" --la más elevada-- por la elevada contaminación atmosférica.

Sin embargo el aire en la metrópolis había sido mucho más nocivo la semana pasada, durante un precedente episodio de smog, pero ello solo provocó una alerta naranja, un nivel por debajo del máximo.

La densidad de las partículas de 2,5 micros de diámetro (1 micro: 0,001 milímetro), particularmente peligrosas para la salud, alcanzaba el martes por la noche los 400 microgramos por metro cúbico, según niveles medidos por la embajada de Estados Unidos.

"Esta alerta es una bienvenida señal de que hay una actitud diferente del gobierno de Pekín" dijo el martes Dong Liansai, de la ONG Greenpeace, y de que las autoridades toman conciencia ante los problemas medioambientales.

La contaminación del aire provoca miles de fallecimientos prematuros cada año en China.

Muchos habitantes de la capital --pero no la mayoría-- deambulaban el martes en las calles con máscaras respiratorias blancas, equipadas con filtros.

La escuela elemental de Baijiazhuang, como la casi totalidad de los establecimientos escolares, suspendió las clases, por recomendación de la municipalidad.

"Se advirtió a los padres el lunes por la noche (...) pero algunos trajeron a sus hijos esta mañana, esperando que los profesores se puedan hacer cargo de ellos, pero al final tuvieron que dejarlos solos en sus casas", explica a la AFP el guardia del colegio, Li Jianguo.

"Ya suspendimos desde hace tiempo las actividades en el exterior, pero ahora las clases estarán interrumpidas toda la semana" explica Li.

Por otro lado, la implementación de una circulación alternada del tráfico, basada en el último número de la matrícula --par o impar-- impidió a la mitad de los 4,4 millones de vehículos privados salir a las calles de la capital.

Para compensar la circulación alternada, unos 200 autobuses de refuerzo han sido puestos en servicio.

Frente al gran parque público de Ritan, verdadero pulmón verde en el corazón de la ciudad, Wang Shao'ang, un ingeniero de unos 50 años, estacionaba este martes su automóvil con una matrícula de número impar, lo que en teoría no le permite circular.

Pero en una de las puertas de su vehículo está insertada una inscripción en relieve: "Cero emisión".

"Es un automóvil eléctrico", explica, orgulloso. "Por tanto, yo no estoy sometido a las restricciones", sonríe. Y añade que "hay cada vez más pequineses que tienen estos vehículos, pese a los problemas de autonomía y para recargarlos".

Las medidas excepcionales adoptadas estos días en Pekín no lo impresionan en absoluto: "Habría que tomar más, y aún más radicales" alega.