El violento evento sucedió a 1300 años luz de distancia del Sistema Solar, pero el equipo liderado por la astrofísica Alicia Sintes, de la Universitat de les Illes Balears, pudo detectarlo desde un centro de monitoreo en Hanford, Washington.
De acuerdo a Sintes, el hallazgo supone 'el inicio de una nueva era en la astronomía' pues hasta ahora se había creído que la radiación infrarroja de galaxias lejanas era la responsable de las ondas electromagnéticas detectadas por los telescopios.
Entender cómo se comporta el cosmos permitirá escudriñar los primeros segundos después del Big Bang, la explosión masiva que dio origen a la vida, universo y todo lo demás.