brasil dilmaBrasil.- (EFE) El Parlamento brasileño aseguró a la OEA que el juicio político contra Dilma Rousseff se ajusta a la Constitución, bajo supervisión de la Corte Suprema, y ratifica que su fase final empezará este 25 de agosto.

Las garantías sobre la constitucionalidad del proceso constan en documentos remitidos hoy a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ante la cual el Partido de los Trabajadores (PT) ha denunciado el proceso como un intento de "golpe de Estado".

El partido de Rousseff, suspendida de sus funciones desde mayo pasado para responder a un juicio político, ha pedido a la CIDH que ordene suspender el proceso mediante una medida cautelar, por lo que ese organismo pidió explicaciones sobre el trámite al Gobierno que preside interinamente Michel Temer.

El Ejecutivo delegó la respuesta en las cámaras de Diputados y del Senado, responsables del proceso, que explicaron en sendos documentos cómo se ha desarrollado el juicio y garantizaron su más absoluto apego a la Constitución brasileña. El proceso ha cumplido con "todos los preceptos constitucionales y legales" previstos "en la Constitución de la República Federativa de Brasil de 1988, por intermedio de los parlamentarios elegidos por el pueblo", dice el documento preparado por el Senado.

En el mismo sentido se manifiesta la Cámara de Diputados, que en la comunicación remitida a la OEA dice que "no se puede hablar de ninguna irregularidad o inconstitucionalidad" en un proceso que ha sido realizado por el Parlamento y supervisado por la Corte Suprema, en su carácter de tribunal constitucional.

Ambas cámaras pasan revista a los trámites, aseguran que se han respetado el "debido proceso" y el más "amplio derecho a la defensa" y explican el desarrollo de la fase final que empezará el jueves, que será dirigida por el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lewandoswki. Asimismo, detallan las acusaciones contra Rousseff, referidas a la emisión de tres decretos que alteraron los gastos sin la debida venia del Congreso y la contratación de créditos en favor del Estado con la banca pública, todo lo cual está vedado por la legislación.

También señalan que, antes de la votación final del proceso, que está prevista para mediados de la semana próxima, la propia Rousseff tendrá derecho, el lunes, a presentar una vez más su defensa, pero ahora en forma personal. Según el presidente de la Cámara baja, Rodrigo Maia, frente al "estricto respeto a la Constitución" con que se ha desarrollado el juicio político, la solicitud del PT a la CIDH "no tiene cabida", es "improcedente, impropia y carece de fundamento constitucional, legal o de jurisprudencia".

La CIDH está dirigida ahora por el abogado Paulo Abrão, quien fue secretario nacional de Justicia en el Gobierno de Rousseff y es el primer brasileño al frente de ese órgano en sus 56 años de historia.

El PT pide protección cautelar a CIDH, ente que antes desconoció

Durante la gestión de Rousseff, hubo tensión en la relación con la CIDH, de la que Brasil retiró su representante tras unas duras críticas al proyecto de construcción de una represa en la Amazonía defendido por la mandataria. En abril de 2011, mediante una cautelar similar a la que ahora ha pedido el PT, la CIDH ordenó la inmediata paralización de la obra, pero Rousseff ignoró esa decisión, la construcción siguió y Brasil hasta suspendió sus contribuciones financieras con ese organismo.

A esas tensiones aludió la semana pasada en una entrevista con Efe en Washington el mexicano Emilio Álvarez Icaza, antecesor del brasileño Abrão en la secretaría ejecutiva de la CIDH. "Cuando llegué a la CIDH (en 2012), Brasil era uno de los países más fuertes atacando a la Comisión porque esta había emitido una medida cautelar sobre la represa de Belo Monte, que era como el proyecto insignia de Rousseff", declaró Álvarez Icaza.

"Es tan irónico que si a mí me hubieran dicho, oye mira, en cuatro años, esta que es la mayor amenaza te va a pedir cautelares, yo les hubiera dicho 'dejen eso que están fumando'", apuntó el funcionario mexicano.