Imágenes transmitidas en vivo por la televisión brasileña mostraron cómo Lula da Silva tuvo que salir a pie, rodeado por cientos de personas, mientras las fuerzas del orden lograron entre empujones colocarlo en un auto.
Una caravana de vehículos se dirige ahora a un aeropuerto de Sao Paulo, desde donde el exmandatario será llevado en avión a la ciudad Curitiba, unos 450 kilómetros al sur, para ingresar en la sede de la policía federal de la ciudad e iniciar así a cumplir la pena de 12 años y un mes de cárcel.
En la mañana, durante su último discurso, Lula da Silva anunció que se entregaría a las autoridades, a pesar de que considera su enjuiciamiento como una farsa jurídico-mediática, destinada a impedir que compita por un tercer mandato presidencial en las elecciones de octubre.