0612 Trabajo infantilRoma, 12 Jun (Notimex).- Tras años de descenso constante, el trabajo infantil en la agricultura a nivel mundial aumentó en los últimos años, impulsado en parte por un florecimiento de los conflictos y los desastres provocados por el clima, advirtió hoy la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

En un comunicado en ocasión del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, subrayó que esta tendencia no solo amenaza el bienestar de millones de niños, sino que también socava los esfuerzos para acabar con el hambre y la pobreza en el mundo.

El número de niños que trabaja en la agricultura ha aumentado en todo el planeta de forma considerable, de 98 millones en 2012 a 108 millones hoy -tras más de una década en continuo descenso-, según las últimas estimaciones citadas por la FAO.

Los conflictos prolongados y los desastres naturales de tipo climático, seguidos por la migración forzada, han obligado a cientos de miles de niños a ponerse a trabajar.

Los hogares en los campos de refugiados sirios en el Líbano, por ejemplo, son propensos a recurrir al trabajo infantil para garantizar la supervivencia de la familia. Los niños refugiados realizan diversas tareas: trabajan en el procesamiento del ajo, en invernaderos para la producción de tomates o recolectan papas, higos y frijoles.

A menudo están expuestos a múltiples amenazas, entre las que se incluyen plaguicidas, condiciones inadecuadas de saneamiento en el campo, temperaturas elevadas y fatiga por realizar trabajos que exigen un gran esfuerzo físico durante períodos prolongados.

Al mismo tiempo, los esfuerzos para eliminar el trabajo infantil en la agricultura se enfrentan a retos persistentes, a causa de la pobreza rural y al concentrarse el trabajo infantil en la economía informal y el trabajo familiar no remunerado.

La FAO subrayó que el trabajo infantil en la agricultura es un problema mundial que perjudica a los niños, daña al sector agrícola y hace perpetua la pobreza rural.

“Es probable que los niños que trabajan muchas horas continúen engrosando las filas de los pobres y hambrientos. Como sus familias dependen de su trabajo, esto priva a los niños de la oportunidad de ir a la escuela, lo que a su vez les impide obtener empleos decentes e ingresos en el futuro”, advirtió el director general adjunto de la FAO, Daniel Gustafson.

“Dado que más del 70 por ciento del trabajo infantil a nivel mundial ocurre en la agricultura es vital integrar el trabajo infantil en las políticas agrícolas nacionales y abordar el problema a nivel familiar" apuntó.

"De lo contrario, se agravará aún más la pobreza y el hambre en las zonas rurales. Necesitamos romper este círculo vicioso si queremos avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El Hambre cero no es posible sin Trabajo infantil Cero”, anotó.

Según la FAO, el trabajo infantil se define como aquel que no es apropiado para la edad de un niño, afecta a su educación o puede dañar su salud, seguridad o moralidad.

Sin embargo, no todo el trabajo realizado por los niños se considera trabajo infantil. Algunas actividades pueden ayudarles a adquirir importantes habilidades para su sustento y contribuir a su supervivencia y seguridad alimentaria.

Gran parte del trabajo que realizan los niños en la agricultura no es apropiado para su edad.

A menudo es peligroso y puede afectar a su bienestar. Por ejemplo, cuando los niños trabajan en campos tratados con plaguicidas, permanecen despiertos toda la noche en barcos pesqueros o transportan cargas pesadas, esto puede interferir con su desarrollo social y físico.

La FAO y sus socios intentan poner fin a la dependencia de las granjas y empresas familiares del trabajo infantil, mejorando las habilidades de los pequeños agricultores familiares en especial, ofreciendo acceso a insumos y créditos, en particular a las mujeres, e implementando prácticas agrícolas sostenibles para mejorar la productividad y hacer que las pequeñas explotaciones sean lo suficientemente viables para emplear a adultos en trabajos decentes.

La agencia de Naciones Unidas apoya también a los países para integrar el trabajo infantil en las políticas, legislación, programas y estrategias nacionales.

Como parte de su planteamiento más general para eliminar el trabajo infantil en la agricultura, la FAO promueve esfuerzos para aumentar los ingresos de las familias rurales, a fin de que tengan los medios para enviar a sus hijos a la escuela en lugar de trabajar.