0820 papa FranciscoCiudad del Vaticano, 20 Ago (Notimex).- El Papa Francisco desea que los culpables por los abusos sexuales contra menores dentro de la Iglesia rindan cuentas, no sólo quienes cometieron los crímenes sino también quienes los encubrieron, aunque sean obispos, aseguro hoy Greg Burke.

El director de la sala de prensa del Vaticano comentó así la carta que el Papa escribió a todos los católicos del mundo para reconocer “con vergüenza y arrepentimiento” el fracaso de las estructuras eclesiásticas a la hora de prevenir los ataques.

“Hemos descuidado y abandonado a los pequeños”, aceptó el pontífice en un sentido texto difundido este mismo día en siete idiomas distintos y que pretende salir al cruce de las crisis por los abusos en diversas latitudes.

“Es para Irlanda, es para Estados Unidos, es para Chile pero no solo, el Papa Francisco ha escrito a todo el pueblo de Dios y eso significa a todos y cada uno”, explicó Burke.

Destacó que en su misiva el Papa se refirió a los abusos como crímenes y no solo como pecados, además de pedir perdón y manifestar que es “muy consciente” que no son suficientes todos los esfuerzos que se hagan para reparar el daño hecho a las víctimas.

Recordó que el Papa ha escuchado a muchas víctimas a lo largo de los años y esto claramente se nota en la carta, de ahí que él mismo subraye que “las heridas nunca prescriben”.

“Francisco dice que se necesita urgentemente que los culpables rindan cuentas, no solo los que cometieron esos crímenes sino también quienes los encubrieron, lo cual en muchos casos incluye a los obispos”, insistió.

Además, Burke ponderó que el líder católico haya lanzado un llamamiento a toda la Iglesia para que se adopten las medidas de protección necesarias en todas las instituciones y que haya pedido a todos los creyentes que pongan de su parte con las “armas tradicionales para combatir el mal: oración y penitencia”.

La carta de Jorge Mario Bergoglio se dio a conocer apenas una semana después de un escalofriante reporte de más de 900 páginas redactado por un Gran Jurado de Pensilvania que recopiló los detalles de más de mil abusos cometidos por unos 300 sacerdotes de esa región de Estados Unidos durante unos 70 años.