1129 migrantesLos Ángeles, 29 Nov (Notimex).- La crisis que se gesta en San Ysidro, California, donde las caravanas de inmigrantes centroamericanos pretenden cruzar hacia Estados Unidos, “es otro insulto deliberado al estado por parte del presidente Donald Trump”, consideró hoy un editorial del diario Los Angeles Times.

“Las autoridades gubernamentales han tratado a la caravana de migrantes como un juego de guerra, un accidente de tráfico o una invasión, pero no como lo que realmente es: un flujo de refugiados urgente, pero completamente manejable”, indicó Gustavo Arellano, en una colaboración publicada hoy por el periódico.

Arellano enumeró los incidentes registrados el fin de semana en la frontera de San Ysidro con Tijuana, México, durante el intento de miles de centroamericanos de cruzar de manera ilegal a Estados Unidos, y la respuesta de las fuerzas militares que usaron gases lecrimógenos para dispersalos.

El autor del texto indicó que esas acciones causaron estragos a las más de 175 mil personas que cruzan cada día esta garita, a la economía del estado, y a la convivencia cotidiana entre los habitantes de estos dos ciudades fronterizas.

“Los derechistas estadunidenses y mexicanos han demonizado a los casi cuatro mil 700 migrantes, hondureños en su mayoría, que ahora están acampados en un complejo deportivo en Tijuana después de pasar seis semanas caminando por México”, mencionó.

“Pero no son el enemigo. Solo quieren lo que los refugiados de todo el mundo siempre han buscado: un lugar seguro y estable para vivir. El gobierno de Estados Unidos podría fácilmente haber tratado esto de una manera ordenada y digna”, aseguró.

Pero "ordenado" y "digno" no es el camino de Trump, señaló.

El cruce de San Ysidro “no es sólo un viejo tramo de carretera, o alguna frontera con Canadá. Esta es una pieza clave de la cultura de California, un flujo y una fusión de personas que resume cómo Estados Unidos y México pueden coexistir pacíficamente, unidos bajo el comercio y la confianza”, destacó.

“El punto de control Tijuana-San Diego ha significado muchas cosas para nosotros durante más de un siglo, dependiendo de quién lo cruzó y cuándo", opinó Arellano.

Sin embargo, no tiene que ser uno inmigrante para tener su propia historia en este cruce, ya que cada día cientos de personas pasan por San Ysidro desde aquel que va de vacaciones del lado mexicano, a aquel que viene de compras, o el que va en busca de mariscos a Ensenada, entro otras muchas actividades.

"Los californianos visitan México, los mexicanos hacen lo contrario y no tenemos ningún problema con eso", enfatizó. Sin embargo, "todo eso está en peligro, gracias a Trump”, advirtió.

“Con la amenaza de detenciones arbitrarias, las largas esperas para cruzar (ahora con frecuencia toma tres horas) empeorarán hasta el punto de que las personas no se arriesgarán a un viaje para no hacerlo", alertó.

“Varados durante la noche o incluso durante días. Eso perjudica a la economía de Tijuana-San Diego", sólo un cierre de una hora le costó a las empresas de San Ysidro unos 5.3 millones de dólares, según la Cámara de Comercio de la ciudad.

Perjudica también a "los miles de estadunidenses que hacen de San Diego su hogar, pero viajan diariamente a Baja California. Y es francamente mortal para aquellos que acuden regularmente a Tijuana para recibir atención médica y productos farmacéuticos a precios razonables”, dijo.

"El gobierno de Estados Unidos tiene el derecho de cuestionar a todos los que quieran ingresar a este país, y debería haber un proceso para hacerlo", reconoció.

"Pero en lugar de gastar el tiempo y el dinero de nuestro ejército para asustar a los refugiados, Trump debería haber asignado fondos al Departamento de Seguridad Nacional para ampliar su capacidad de procesar solicitudes asilo en San Ysidro", dijo.

Arellano consideró que el gobierno estadunidense pudo haber permitido a los centroamericanos que se dirigieran a Camp Pendleton para esperar su futuro, como decenas de miles de refugiados vietnamitas lo hicieron en 1975.

Pero el humanismo no es de lo que trata Trump. "Su elección de San Ysidro es deliberada: quiere perturbar la vida de los californianos, las personas que más lo odian, y culpar a los refugiados centroamericanos por el fiasco en lugar de a él", manifestó.