Cuando la temperatura comienza a descender, puede llegar a registrar mínimos de menos cuarenta grados.

Y es así como los moradores realizan a comienzos de diciembre un tipo de ritual, mediante la recolección de hielo, que les permitirá disponer de agua para beber durante el crudo invierno.

Lo más difícil es cuando el hielo tiene un grosor de 30 o 50 centímetros. Estos días son los más adecuados para realizar estos cortes y para garantizar el abasto de agua en sus hogares”, comentó le recolector de hielo Innokenty Tobonov.

Agregó que el hielo es puro y que no necesitan limpiarlo, “lo almacenamos en barriles y listo. ¡Es el agua más pura que existe!”

En Yakutia, los pobladores confían más en esta forma de abasto de agua potable que en servicio de distribución local, por lo que no dudan en apartar sus bloques de hielo.

Por su parte, Pelageya Semenova, habitante de la localidad, expuso que “el agua de hielo es la más limpia, me gusta, no como la de la llave. En la ciudad, huele a cloro, y a otras cosas, como a combustible”.

Pese a las dificultades para obtener el agua, esta es la dinámica de Yakutia, una localidad que encuentra en el hielo a un aliado.