carbóninter3AFP.- Tumelo falta nuevamente a la escuela varios días. "Me arden los ojos y tengo la sensación de ahogarme", explica la adolescente, que no cesa de toser debido a la contaminación.

Según su madre, el médico les advirtió que "no puede hacer nada" y que "la solución es irse de Emalahleni", la ciudad sudafricana, presa de la contaminación causada por la industria del carbón, en cuya periferia viven.

Su vecino, Lifa Pelican, sufre de lo mismo, por lo que repitió cuatro veces de curso. El joven, de 25 años, no puede ir a ningún lado sin su aerosol, que usa incluso en su casa de paredes de hormigón. "A veces, tengo la impresión de que voy a morir".

Lifa empezó a tener problemas respiratorios tras mudarse a Emalahleni, atrapada entre las minas de carbón y la humareda que despiden las centrales eléctricas, que queman día y noche el mineral.

La ciudad de Emalahleni, literalmente "el lugar del carbón", se encuentra en el corazón de Highveld, una de las regiones del mundo con más contaminación de dióxido de nitrógeno y dióxido de azufre, según Greenpeace.
Para las oenegés ecologistas groundWork y Vukani, está claro quienes son los responsables de esta situación: las doce centrales de carbón de la compañía nacional de electricidad Eskom, una central de licuefacción del carbón y una refinería de petróleo.

Estas plantas causaron entre 305 y 650 muertes prematuras en 2016, sostienen las organizaciones, que decidieron llevar ante la Justicia al Gobierno sudafricano por haber "violado el derecho constitucional" a respirar un aire sano.

Las autoridades, por su parte, se defienden asegurando que "las concentraciones de dióxido de azufre mejoraron en Highveld, sin aportar cifras, pero matizando que las soluciones no llegarán "a corto plazo".