Inmigraciónitaliainter1AFP.- La inmigración será, junto con la economía, una de las principales preocupaciones del nuevo gobierno de Giuseppe Conte, que tendrá que pasar la página de la ultraseguridad defendida por Matteo Salvini, ministro del Interior saliente, y con quien trabajó durante 14 meses.

Salvini, jefe de la ultraderechista Liga, quien ha forjado su éxito político en Italia gracias a su lucha encarnizada contra los migrantes y las oenegés humanitarias, mantuvo tensas relaciones con Bruselas y con las principales capitales de la Unión Europea (UE), acusándolas de querer hacer de Italia un "campo de refugiados" de Europa.

Conte dejó entrever sus intenciones y aseguró que retomaría el diálogo sobre esta cuestión con la UE.

Tenemos que retomar las negociaciones con la UE para superar el reglamento de Dublín y alcanzar finalmente una gestión europea del problema de la inmigración", afirmó en Facebook.

El programa de su nuevo gobierno, preconiza una "fuerte respuesta europea al problema de la gestión de flujos migratorios".

El reglamento de Dublín establece que el país de llegada tiene que ser el que trata las demandas de asilo, lo que sitúa a Italia en primera línea de los flujos de migrantes procedentes de Libia, en particular.

En una entrevista al diario La Stampa, Pekka Haavisto, jefe de la diplomacia de Finlandia, país que ocupa actualmente la presidencia rotativa de la UE, aseguró que la próxima cumbre de Malta sobre la migración "retomará el trabajo hecho en París, esperando poder avanzar en la buena dirección".

En una reunión a finales de junio en la capital francesa, 14 países europeos dieron su acuerdo, entre ellos ocho "de manera activa", para poner en práctica un "mecanismo de solidaridad" para repartirse los migrantes rescatados en el Mediterráneo.