Para el 31 de diciembre de 2020, los productos fitofarmacéuticos a base de glifosato estarán prohibidos en el Gran Ducado, conforme al acuerdo de 2018 del gobierno de coalición entre liberales, socialdemócratas y verdes.
Es "un paso decisivo en un enfoque sostenible que responde a las ambiciones de un uso de los productos fitofarmacéuticos moderno y respetuoso con el medio ambiente", estimó en un comunicado el ministro de Agricultura, Romain Schneider.
La prohibición contará con tres fases: una retirada de la licencia de comercialización el 1 de febrero, un plazo para acabar con las existencias hasta el 30 de junio y un período de gracia para su uso hasta el 31 de diciembre.
En la práctica, casi el 60% de las explotaciones ya renunciaron al glifosato, según el gobierno luxemburgués, que instauró a finales de 2019 un sistema de indemnización para el millar de explotaciones agrícolas activas en el país.
Las primas son de 30 euros por hectárea para las tierras agrícolas y de 50 euros por hectárea para las vitícolas, unos montos que el principal sindicato agrícola de este país próspero de 600 mil habitantes considera insuficientes.