En vísperas de Pascua, los católicos polacos tiene que confesarse, pero las iglesias están cerradas debido a la pandemia.
Esto no cambia nada, ya que la confesión no está relacionada con el lugar, es un sacramento", explica Marcin, de 44 años, empleado del club deportivo Legia de Varsovia.
Una fila de coches espera pacientemente bajo un sol abrasador para poder situarse junto al sacerdote, delante del inmenso templo de la Divina Providencia, en el sur de Varsovia.
Algunos fieles vienen también a pie. Se sienten junto al cura para confesarse.