Con el presupuesto, casi 10 millones de personas se beneficiarán del programa en las áreas de salud, agua y saneamiento, seguridad alimentaria y violencia de género.

El organismo reconoció que Sudáfrica ha desarrollado mecanismos de aislamiento social, pero afirmó que, aunque estas medidas han ayudado a evitar una mayor propagación del virus, han puesto en mayor vulnerabilidad a gran parte de la población que vive al día.

Como intercambio, las autoridades de Sudáfrica se comprometieron a trabajar de manera más estrecha con todos los países involucrados en la donación, pero especialmente con la ONU.
Recalcando la solidaridad, tanto los funcionarios del gobierno sudafricano, entre los que se encontraba el ministro de Desarrollo Social, Lindiwe Zulu, como los representantes de Naciones Unidas, señalaron la importancia de combatir al COVID-19 con fuertes lazos de hermandad.

Las donaciones también tienen el objetivo de colaborar en la construcción de contextos laborales mucho más favorables para la economía sudafricana pues, como en el resto del continente, una gran cantidad de trabajadores se encuentra en el espectro del trabajo informal y es necesario trasladarlos al trabajo formal.
Entre los países que también fueron parte de las donaciones y apoyo para Sudáfrica se encuentran Japón, la Unión Europea, Noruega e Irlanda. Naciones que, junto con Zimbabwe, externaron su solidaridad con Sudáfrica.

De acuerdo con las cifras anunciadas por la Organización Mundial de la Salud, Sudáfrica sigue siendo el país con el mayor número de contagios, registrando 5 mil 647. Sin embargo se encuentra en el segundo puesto respecto de muertes, con 103, frente a las más de 500 que Argelia ha registrado.