Los abogados de la administración Trump aceptaron trasladarlos a albergues, lugar donde algún familiar los puede buscar e incluso con la posibilidad de tener acceso a un abogado.
Los niños permanecieron durante dos meses en un hotel de Mc Allen, Texas, situación que provocó una demanda de la Unión Estadounidense de Libertades civiles para evitar su deportación.