Andrea Vásquez Rodríguez, Jugadora de hockey

PUÑO Y LETRA HOCKEY OKMe llamo Andrea Vázquez Rodríguez, vivo en Santa Ana Chiautempan y desde muy pequeña comencé hacer ejercicio, yo creo que por eso ha sido tan importante en mi vida el deporte.

Estuve en natación, voleibol y fútbol, hasta que un día el profesor de e

ducación física, Reymundo Lemus Saldaña, de mi colegio me invitó a participar en la disciplina de hockey, me gustó y decidí practicarlo.

Empecé a entrenar en el colegio tres veces a la semana una hora, como una clase extra, en ese momento aprendí a tomar el bastón, a pegarle a la pelota y las reglas básicas para poder jugar; aprendí que existen diferentes categorías, que por mi edad comenzaba a jugar en sala, con cinco compañeras en la cancha y la portera.

Cuando mi profesor se dio cuenta que yo tenía mucha habilidad para correr con el bastón, me propuso que le dedicara más tiempo al hockey; como yo cursaba el tercero de primaria, le pido permiso a mi mamá para que pudiera asistir al gimnasio de santa rosa en Apizaco, mi mamá acepto y en las tardes, junto con otros niños, el profesor se encargaba de llevarnos y traernos.

Así llegó la Olimpiada Nacional de 2011, yo tenía muchas ilusiones de ir, pero no me aceptaron por la edad, entonces tuve que esperar para el próximo año, mientras, seguí preparándome cada vez más y más, sin darme cuenta me fui comprometiendo cada día con mi deporte, ya me había mentalizado que la siguiente olimpiada yo iba a estar ahí.

Por fin, un año después llegó una de las fechas más importantes de mi vida, la Justa Olímpica; en esa ocasión nos tocó viajar a Salamanca Guanajuato, mis compañeras que ya tenían experiencia en otras olimpiadas, nos dieron la confianza a otras dos niñas y a mí para que los nervios no nos traicionaran.

Mi entrenador, que me tuvo confianza, me puso en el equipo titular pero mi función fue la de defensa, desafortunadamente por puntos no pudimos pasar a semifinales y quedamos en sexto lugar.... Aunque ese partido ya no pude jugarlo, me tuve que regresar a Tlaxcala porque al otro día yo recibí mi Primera Comunión.

En ese momento comprendí lo importante que era para mí el hockey, me comprometí al cien por ciento a practicarlo, deje fiestas, vacaciones, salidas, televisión, wii, amigos... y a veces hasta convivencias con mi familia, lo importante para mí era entrenar, mi familia entendió y me apoyó para que siguiera trabajando en este sueño.... A partir de ese momento mi hermana y mis primas decidieron unirse al equipo, yo me sentí muy contenta; pues realmente dejar el nombre de Tlaxcala muy en alto en la siguiente olimpiada era nuestra meta.

Fueron días muy pesados, de mucho sacrificio, entrenamientos muy fuertes mañana y tarde; todo el equipo se entregó en cuerpo y alma; junto con el profesor me quedaba tiempo extra para practicar los cortos, que son fundamentales en un partido decisivo, terminaba muy cansada, pero sabía que más adelante esto iba a tener su recompensa.

Un día el profesor recibió una llamada de la federación mexicana de hockey para avisarle que se abría una nueva modalidad llamada 5 vs 5, por lo que varias de mis compañeras subieron a esa categoría y fue cuando el profe Lemus me cambió de lugar a media y confió tanto en mí que me dejó el lugar de capitana.

Poco a poco se fueron acercando los días y mis amigas y yo, nos comenzamos a mentalizar que regresaríamos a Tlaxcala con la medalla de oro, por todo el trabajo que realizamos en un año completo.

Por fin llegó el gran momento, nos sentíamos muy emocionadas, nuestros papas se pusieron de acuerdo para asistir a una misa y así poder llevarnos la bendición de DIOS nuestro SEÑOR, al término de ésta fuimos por maletas para partir rumbo a nuestro sueño dorado, ya que subimos al autobús, se escuchaban los gritos de nuestros papás apoyándonos y dándonos la confianza para enfrentarnos a cualquier rival y eso nos impulsó para ir con todo y nunca darnos por vencidos.

Llegamos a Mexicali con muchas ganas, descansamos un día porque al siguiente comenzaba nuestra hazaña, el primer partido fue contra Yucatán; gracias a una gran defensa conformada por Julieta Porras, Tania Fragoso, Alondra Rojas y la portera Dafne pudimos ganarles sin complicaciones, quedando 10-0; el segundo día estaba complicado ya que jugamos contra uno de los estados más difíciles: Jalisco, pero sabíamos que teníamos que dejar el corazón en la cancha y demostrar que si estábamos preparadas para la competencia. Así obtuvimos nuestro segundo triunfo, con goles de las mejores delanteras Saraí Cuautencos, Miranda Peláez, Maryjose Macías y Angélica Pérez.

El triunfo de ese día y el apoyo constante e incondicional que todas las personas y familiares nos brindaban nos dieron la pauta para seguir adelante y conseguir esa presea tan valiosa, también nos enfrentamos al Estado de México, con un resultado de 10-0 a nuestro favor, pero nos faltaba un partido más para pasar a las semifinales; otro estado muy complicado al que teníamos que vencer: Sonora; este fue uno de los grandes retos, porque nos tocó jugar en un horario pesado por las altas temperaturas y la exposición del sol, sin embargo pudimos obtener un buen resultado y pasar invictas a las semifinales.

Cada día que pasaba nos sentíamos más agotadas, con dolores musculares en diferentes partes del cuerpo, golpes, llagas y algunas heridas, pero eso no impidió que siguiéramos adelante, muy seguras y convencidas de que el oro era nuestra meta, llegamos a la semifinal contra el estado de Guanajuato, el encuentro terminó con el resultado a nuestro favor y eso nos motivo aún más para ir al siguiente día por la medalla de oro.

Finalmente nos enteramos que el rival y la gran final era contra el estado de Jalisco; sabíamos que era difícil pero tuvimos toda la confianza y la garra para enfrentarlas y gracias a DIOS, al gran esfuerzo de mis compañeras, al trabajo incansable de mi entrenador, a las porras de nuestras familias, al cariño de las personas de Baja, el marcador fue a nuestro favor, terminamos el partido con mucha alegría, con llanto, con orgullo, con una felicidad inmensa por todo el sacrificio que hicimos por estar en el podium de las campeonas y demostrar que Tlaxcala es una potencia nacional en el hockey.

Recibimos la medalla de oro en manos de la delegada nacional de hockey y de nuestro querido profesor Reymundo Lemus Saldaña, quiero decirles que esta experiencia tan maravillosa siempre la voy a llevar en mis pensamientos y en mi corazón, porque además me reconocieron como la jugadora más valiosa del torneo y eso para mi fue una recompensa enorme a todo el trabajo en equipo que hicimos mis amigas, mi hermana, mis primas, mi mamá, mis abuelitos y en especial mi entrenador que siempre creyó en mí y me dedicó gran parte de su tiempo para hacerme una GRAN JUGADORA!!!

Ahora tengo que seguir entrenando muy fuerte, porque quiero llegar a formar parte de la Selección Mexicana Femenil de Hockey y dejar el nombre de Tlaxcala grabado en el corazón de todos los mexicanos.