El hallazgo ocurrió al norte de Australia, con ayuda de aborígenes.
Los expertos encontraron los restos, conservados como trozos de carbón vegetal, entre las ruinas de antiguas cocinas de hogares en un refugio de piedra arenisca, considerado como el sitio aborigen más antiguo de Australia.
Identificaron diez alimentos vegetales mediante el análisis del carbón vegetal conservado, entre ellos frutas, nueces, tallos de palmera, raíces y tubérculos.
Esto demostraría el consumo de vegetales, incluso los que requerían preparación para consumirse, por los primeros habitantes de Australia.