El encuentro tuvo esta vez más forma que fondo porque ya el día anterior ambos mandatarios, junto con el primer ministro de India, Narendra Modi, y los demás gobernantes de los países miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái, refrendaron la víspera, en la cumbre de Tianjin, su firme decisión de defender –así lo asienta la Declaración final de la reunión– los propósitos y principios de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas, así como de promover la creación de un sistema global más justo y equitativo, donde primen el derecho internacional y el multilateralismo.
Correspondió al anfitrión resumir la importancia de la relación bilateral: “Los nexos entre China y Rusia han resistido una coyuntura internacional cambiante y son ejemplo de cómo deben ser las relaciones entre potencias. Se han caracterizado por una buena vecindad duradera, una coordinación estratégica integral y una cooperación mutuamente beneficiosa”, definió Xi de acuerdo con las agencias noticiosas internacionales.
El presidente chino dijo que espera que los vínculos con Rusia obtengan “un mayor impulso” y que ambos países “aspiren a integrar mejor sus intereses y a consolidar y desarrollar la cooperación”.
El huésped, por su parte, tras agradecer la cálida recepción en suelo chino y, en especial, la invitación para asistir mañana (miércoles) al desfile para conmemorar el 80 aniversario de la victoria de China sobre el militarismo japonés en la Segunda Guerra Mundial, afirmó que la estrecha comunicación que existe con Xi se corresponde con el “carácter estratégico de las relaciones ruso-chinas, que han alcanzado máximos históricos”.
Putin llegó a la cita con Xi al frente de una comitiva oficial de 36 personas, entre ministros, directores de consorcios públicos, banqueros y magnates, que asistieron como protagonistas o testigos a la firma de 22 memorandos de intención y/o cooperación entre instituciones rusas y chinas.
Llamó la atención de los observadores que, entre esos documentos, no figure el “memorando jurídicamente vinculante para la construcción del gasoducto Fuerza de Siberia 2” que, apenas concluyó la ceremonia, destacó en la televisión rusa Aleksei Miller, presidente de Gazprom, el consorcio público gas, como “paso importante para fortalecer y desarrollar nuestra asociación estratégica” con China.
Es probable que Miller se refiriera al “acuerdo de cooperación estratégica” que firmó con la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC), el cual contempla el acuerdo para incrementar a través de Fuerza de Siberia el suministro de gas natural de los actuales 38 mil millones a 44 mil millones de metros cúbicos por año y desde el gasoducto Ruta Oriental de 10 mil millones a 12 mil millones de metros cúbicos por año. No precisó si también incluye un preacuerdo para tender el gasoducto Fuerza de Siberia 2 o se trata de un documento aparte que no está en el listado publicado por el Kremlin.
Este proyecto, que llevaría el gas ruso durante 30 años y a lo largo de 6 mil 700 kilómetros, desde la Península de Yamal en el círculo polar ártico hasta China, pasando por territorio de Mongolia, parecía desechado cuando, en diciembre de 2024, el gobierno de Ulán Bator no lo incluyó en su plan de obras hasta 2028, pero este martes revivió en la reunión trilateral que mantuvieron en Pekín Putin y Xi con su colega mongol, Ukhnaa Khurelshukh.
Para Miller la construcción de Fuerza de Siberia 2 será “el proyecto más grande y con mayor inversión en el sector del gas mundial” y permitirá “bombear 50 mil millones de metros cúbicos anuales”. Los pagos, indicó, se harán al 50 por ciento en rublos y en yuanes.
Falta definir lo principal: cuándo va a comenzar la construcción del gasoducto, que estaría listo para entrar en operación cerca de cinco años más tarde, y quizás lo más importante: el precio del gas.
Durante años el proyecto, que se empezó a debatir en 2020, no se pudo concretar ya que China quería pagar 60 dólares por mil metros cúbicos, una cantidad casi igual a lo que cuesta el gas en el mercado interno de Rusia, exigencia inaceptable para Gazprom.
Miller no quiso aclarar cuánto costará el gas a China, admitió que se fijará más adelante y adelantó que, en cualquier caso, “será más bajo que lo paga Europa”. Argumentó que “el mercado chino está más cerca, los gastos logísticos son menores y, en consecuencia, el precio objetivamente tiene que ser más barato”.
Algunos analistas apuntan a que las presiones de la Administración Trump, sumadas a la incertidumbre que sembró el conflicto armado entre Israel e Irán, facilitaron que China exhibiera su autonomía al decidir a quién comprar el gas que necesita, más aún si es a buen precio, mientras Rusia podrá recuperar parte del mercado que perdió en Europa.
Cuando Fuerza de Siberia 2 empiece a operar, Gazprom podrá alcanzar, en los suministros anuales a China, un total de 106 mil millones de metros cúbicos de gas frente a los 170 mil millones de metros cúbicos que exportaba a Europa en 2020.
Paralelo a la reunión de Putin y Xi, la cancillería china anunció este martes que, sin exigir reciprocidad, los ciudadanos rusos con pasaporte ordinario podrán visitar el gigante asiático sin necesidad de solicitar visa, por 30 días y de forma experimental durante un año, a partir del 15 de septiembre.
Boris Titov, copresidente del comité de amistad entre Rusia y China, celebró la noticia y afirmó en su cuenta en Telegram que los ciudadanos chinos “también tienen facilidades similares” para viajar a Rusia y sólo requieren tramitar en Internet visado electrónico.
No se sabe si Rusia va aplicar el mismo criterio para ciudadanos chinos. En agosto de 2023 entró en vigor un acuerdo para la supresión de visas en estancias de corta duración para personas que viajan en grupo, que benefició a casi 50 mil turistas chinos organizados, de los casi 200 mil ciudadanos de ese país que visitaron Rusia en 2023, según datos de la Asociación de Operadores de Turismo de Rusia.
Esta medida permitió que en 2024 un millón 900 mil rusos visitaran China y ese flujo de viajeros, en el primer semestre de 2025, fue superior en 40 por ciento al mismo periodo del año anterior. (La Jornada)