argenLa Jornada.- Bajo la consigna Ni una menos este miércoles se realizaron multitudinarias marchas para denunciar en esta capital y diversas ciudades del país el femicidio y la violencia de género, con la participación de todos los sectores, políticos, sociales, de derechos humanos y con una mayoría de jóvenes con un fuerte reclamo a la justicia.

La convocatoria que comenzó hace días fue transmitida además por redes sociales con el hashtag #NiUnaMenos logrando el apoyo en Uruguay y Chile y una fuerte respuesta desde todo el mundo.

Sólo en esta capital se concentraron más de 160 mil personas, y en Mar del Plata, La Plata, Rosario y todas las capitales provinciales miles de mujeres, hombres, niños se sumaron a una de las más contundentes movilizaciones de los últimos tiempos por un drama que sacude a toda la sociedad diariamente si se considera que cada 30 horas una mujer es asesinada por violencia de género, según cifras de ONG.

Una de las gotas que desbordó el vaso fue el reciente fallo de los jueces Sal Llargués y Horacio Piombo, de La Plata, provincia de Buenos Aires, de reducir la condena al violador de un niño de seis años, con el argumento de que el menor tenía una orientación sexual homosexual.

Los magistrados quitaron el carácter de gravemente ultrajante a un fallo de 2014, que condenó a seis años de prisión al vicepresidente del Club Florida, Mario Tolosa, por considerar que el niño abusado tenía esa orientación, ya que había sido violado anteriormente por un padrastro.

Afecta al respecto una insondable duda que tiene por base esa familiaridad que el niño ya demostraba en lo que a la disposición de su sexualidad se refiriera. En todo caso y a esa corta edad, transitaba una precoz elección de esa sexualidad ante los complacientes ojos de quienes podían (y debían) auxiliarlo en ese proceso, determinaron ambos jueces.

De inmediato decenas de personas, entre ellos estudiantes se lanzaron a las calles a protestar y escrachar (señalar) a ambos jueces, que horrorizaron a sus pares con semejante argumento, que además dejó libre al abusador, que ya había cumplido dos años de cárcel .

Ambos jueces serán sometidos a juicio político; debieron renunciar y fueron destituidos como profesores de derecho.

Esto coincidió en una semana en que por lo menos cuatro jóvenes en distintos lugares fueron brutalmente asesinadas por sus parejas. En Argentina se impuso una tendencia no sólo al asesinato, sino a rociar con alcohol a las víctimas y matarlas o dejarlas incapacitadas de por vida.

Esto hechos a los que se agrega la fuerte campaña llevada adelante por Susana Trimarco, la madre de una joven que fue secuestrada como otras centenares en el caso de la trata de personas.

La situación llegó a un límite intolerable y hoy muchas de las víctimas de malos tratos, algunas con sus caras golpeadas estuvieron al frente de esa insólita movilización, en la que no hubo ningún tipo de banderas políticas.

Actores y actrices se unieron a la emotiva marcha, en la que había miles de carteles con fotos de las víctimas y la mayoría de éstas acompañadas por una mano roja como si estuviera ensangrentada.

El eje central de la marcha fue el documento en que los organizadores recordaron la sanción, en 2009, de la Ley de Protección Integral de las Mujeres, pero señalaron que no está reglamentada por completo y cuestionaron el rol del Poder Judicial.

No queremos más mujeres muertas por femicidio. Las queremos vivas a todas. Ni una menos, fue el concepto del documento que leyó el actor Juan Minujin , al recordar que está pendiente reglamentar algunos artículos del Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de Violencia Contra las Mujeres.

En el documento se señaló que el Poder Judicial desempeña un papel en general ineficiente a la hora de dar respuesta a las víctimas y destacaron que son ellas las que tienen que denunciar y luego ratificar las denuncias en las comisaria.

Este sistema de doble denuncia está apoyado en la falta de confianza de la justicia hacia las mujeres y contribuye a la impunidad del agresor, afirmaron los convocantes, y afirmaron que con esto el Poder Judicial agrega otro tipo de violencia: la violencia institucional.

En referencia a las mujeres golpeadas y asesinadas, el documento mencionó también las desaparecidas, víctimas del delito de trata, al advertir que en algunos de esos casos se sospechan tramas mafiosas que incluyen la participación de la justicia y de las fuerzas de seguridad.

Otro de los puntos centrales fue la crítica al modo en que los medios tratan el problema, especialmente las coberturas periodísticas que hacen referencias a la vestimenta o las amistades de las víctimas de este tipo de crímenes.

"En el fondo agitan el 'algo habrán hecho'", evaluaron los convocantes en referencia a esa conducta de los medios y de alguna manera usando frases como el que algo habrán hecho que se utilizaba como una frase común para justificar las desapariciones durante la última dictadura militar (1976-1983).

De la misma manera se cuestionaron las "las imágenes y palabras que ubican a las mujeres en desigualdad, la invasión de la intimidad de las víctimas y "la insistencia en revelar el modus operandi del asesino", lo cual contribuye a que el crimen se naturalice.

Aquí también algunos grupos se manifestaron después del acto frente a tribunales. La mayor cantidad de casos registrados es la falta de acción policial cuando se presentan las denuncias. En algunos lugares se burlan de las víctimas y en general se comprueba que detrás de los casos de mujeres asesinadas hay denuncias previas a los que ni la policía ni la justicia atendió.

Cultura devastadora de los femenos, Fernández de Kirchner

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner escribió la mañana de este miércoles que la la violencia de género es una cultura devastadora de lo femenino y aseguró que no es sólo un problema judicial o policial porque se está ante una cultura devastadora de lo femenino.

En su cuenta de Twitter se refirió a la marcha convocada y el gran apoyo que se había logrado y destacó que hay violencias previas, anteriores que van creando las condiciones para el golpe final.

Criticó la naturalización de condiciones previas a la violencia que "son cotidianas y festejadas como el piropo, grosero y soez...Una joven tiene que soportar esas situaciones por qué '¿si iba con esa minifalda qué querés que le digan?' es lo que dicen con una justificación cínica no solamente escuchada por los hombres", destacó.

Hizo referencia a lo que muchos analistas se han referido este miércoles, el haber transformado a la mujer en un objeto, en los medios televisivos. Si la mujer es una cosa no queda hacer otra cosa que romperla si no se la puede tener .

Criticó la liviandad con la que algunos de los integrantes del Poder Judicial abordan la problemática de la violencia contra la mujer.De algunos jueces mejor ni hablar: seis meses de condena para un hombre que molió a golpes a una mujer en la calle. Pero no sólo se trata de un problema judicial o policial. Estamos ante una cultura devastadora de lo femenino, escribió.