No quiero irme sin dar un sentido agradecimiento a Cuba, al gran pueblo cubano y a su presidente”, dijo el pontífice al término de su reunión con el Patriarca.
El Papa añadió que habló con el religioso ruso “claramente y sin medias palabras”.
Confieso que he sentido la consolación del Espíritu Santo en este día”, aseguró el pontífice. “Agradezco la humildad de su santidad y sus buenos deseos, además de su benévola acogida”.
Previo a la conferencia, los religiosos intercambian regalos que son profundamente simbólicos y evocan la historia de las relaciones, en ocasiones turbulentas, entre Este y Oeste.
Francisco le obsequió a Kirill un relicario con una reliquia de San Cirilo, el arzobispo del siglo V de Alejandría que es honrado tanto por la Iglesia católica como por la ortodoxa. También le obsequió un cáliz.
Por su parte, Kirill le ofreció a Francisco una réplica de la Virgen de Kazán.