Un ataque cibernético contra el sistema financiero venezolano generó este viernes el colapso de puntos de venta y cajeros en el país.

Se trata de un golpe financiero, denunció el presidente Nicolás Maduro el viernes, cuando la empresa encargada en Venezuela del procesamiento de las operaciones de tarjetas de crédito y débito de instituciones financieras, Consorcio Credicard, atribuyó a fallas los problemas registrados en los puntos de venta en todo el país e impidió el pago con tarjetas de debido y crédito.

La compañía asegura que se trata de un problema en el sistema y coincidió con el inicio de los preparativos navideños en el país y el pago de los beneficios de fin de año.

La situación ha generado molestia en los tarjetahabientes en este país, que se vieron imposibilitados para hacer sus pagos por estos medios, mientras que los bancos se encontraban colapsados frente al intento de muchos de sacar dinero en efectivo.

Para noviembre de 2013, un hecho similar se generó, cuando la Corporación Suiche 7B dejó fuera de servicio 16 mil cajeros automáticos en toda Venezuela.

De acuerdo con esta empresa encargada de la automatización el sistema bancario en el país, la falla se originó luego de un incendio registrado en la sede principal de IBM en Chuao, el cableado de la corporación Suiche 7B que presta los servicios de procesamiento de transacciones financieras y electrónicas a todos los bancos, se vio afectado, sufriendo así toda la red que surte a las entidades bancarias.

Para entonces se cuestionó que la compañía no contara con un plan de contingencia en caso que permitiera solventar la situación de forma momentánea y con rapidez.

Sobre el colapso de este 2016, el Maduro ordenó al vicepresidente Aristóbulo Istúriz a convocar a la asociación bancaria de Venezuela este sábado a las 09H00 de la mañana y acusó a funcionarios del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de estar detrás del ataque financiero, el cual arreció desde octubre pasado.

Otras acciones se han sumado a este golpe financiero, entre ellos, la extracción de los billetes de alta denominación hacia Colombia y el uso del dólar paralelo con aumentos indiscriminados de la tasa de cambio.