p80609100Notimex.- Agotados, traumatizados, hambrientos, heridos y muchas veces sin dinero, así llegan diariamente más de un centenar de migrantes al refugio La 72, en Tenosique, Tabasco, fundado por el fraile Tomás González, uno de los aspirantes al Premio Aurora por trabajo humanitario.

El fraile franciscano, quien hace ocho años fundó el refugio para migrantes en esa ciudad del sureño estado mexicano de Tabasco, es uno de los tres finalistas al galardón, que se entregará este 10 de junio en la ciudad de Ereván, capital de Armenia.

También optan al Premio Aurora Sunitha Krishnan, psiquiatra que se dedica a la rehabilitación de víctimas de tráfico sexual y prostitución forzada en India, y U Kyaw Hla Aung, abogado y líder rohingya que lucha por los derechos de esa minoría discriminada en Myanmar.

El Premio Aurora es un reconocimiento internacional que se otorga en forma anual a personas u organizaciones que promueven las causas humanitarias. Se entrega en la ciudad de Ereván y fue establecido en representación de los sobrevivientes del genocidio armenio, cometido a principios del siglo XX.

González compara el viaje de los migrantes que acoge, la mayoría centroamericanos, aunque también hay brasileños y cada vez más venezolanos y africanos, al vía crucis de Jesús.

“Llegan luego de días sin comer, con los pies deshechos y la cabeza doliendo de caminar bajo un sol de 40 grados. Hemos visto casos de mutilaciones, secuestros, extorsiones, todo tipo de humillación”, describió el religioso en entrevista con Notimex.

“Creo que esa gente sufre un vía crucis como sufrió Jesús. Cada golpe de parte de las autoridades migratorias, cada humillación que la sociedad mexicana xenofóbica les inocula es un clavo, es un golpe que dan a esa gente.

No es una imagen. Están malditos”, afirmó.

Principal punto de entrada a México por la frontera con Guatemala, Tenosique es también lugar por donde transita el tren conocido como “la bestia”, un convoy de mercancía al que se suben ilegalmente los migrantes, poniendo en riesgo sus vidas.

Con el objetivo de proporcionar algo de alivio a una parte de los casi 450 mil migrantes que ingresan cada año por la frontera sur de México, la parroquia de Yucatán envió al fraile franciscano a la ciudad tabasqueña, en 2010.

Una decisión motivada por el hallazgo, en aquel año, de los cadáveres de 72 migrantes secuestrados y torturados por traficantes.

El episodio, que inspiró el nombre del refugio La 72, “sacó a la luz la tragedia que estaba ocurriendo con los migrantes en México”, recordó González.

“La situación estaba muy complicada. Teníamos que hacer algo. Uno no puede ver a una persona sangrando en los pies, perseguida por los agentes de migración en México, mujeres con hijas violadas delante de sus parejas, mujeres transexuales que lo único que buscan es una vida digna”, afirmó.

En La 72, los migrantes tienen un lugar donde descansar, pero también reciben comida, asistencia médica y legal.

Desde su creación, más de 50 mil personas pasaron por allí, en un promedio de 150 por día.

González dedica especial atención a proteger el colectivo gay y transexual que, además de la violencia habitual contra los migrantes, son también vulnerables a la violencia de sus compañeros de ruta.