0910 onuNaciones Unidas, 10 Sep (Notimex).- La corrupción está vinculada a muchas formas de inestabilidad y violencia, como el tráfico de armas, drogas y personas, además de que se relaciona con el terrorismo y el extremismo violento, alertó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

En una sesión celebrada este lunes en el Consejo de Seguridad, Guterres aseveró que la corrupción puede ser tan dañina que es capaz de desencadenar conflictos y que, una vez que la violencia se ha desatado, la corrupción la alimenta.

“Incluso si el conflicto disminuye, la corrupción puede impedir la recuperación. La corrupción impulsa y prospera en el colapso de las instituciones políticas y sociales, y estas instituciones nunca están más en crisis que en tiempos de conflicto”, señaló.

Asentó que los activos robados a través de la corrupción pueden utilizarse para financiar nuevos delitos, incluidos los actos extremistas violentos y terroristas.

Asimismo, las consecuencias de la corrupción en tiempos de conflicto pueden ser especialmente devastadoras, ya que pueden afectar las necesidades más básicas y exacerbar el hambre y la pobreza.

Según encuestas de corrupción de la Oficina de la ONU contra las Drogas y el Delito el soborno de funcionarios públicos es particularmente elevado en las zonas afectadas por el conflicto.

Por su parte, el Foro Económico Mundial estima que el costo de la corrupción es de al menos 2.6 billones de dólares anuales, equivalente al cinco por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) Mundial.

Asimismo, según el Banco Mundial, las empresas y las personas pagan más de un billón de dólares en sobornos cada año.

Los recursos destinados a la corrupción, de acuerdo con Guterres, roba a escuelas, hospitales y otros proyectos sociales de fondos vitalmente necesarios. Además, perjudica las instituciones, aleja la inversión extranjera y desprotege al medio ambiente.

“La corrupción genera desilusión con el gobierno y la gobernanza, y a menudo está en la raíz de la disfunción política y la desunión social”, sostuvo Guterres.

Resaltó además que los pobres y la población vulnerable son quienes más sufren por este flagelo que, además, se agrava en ambientes de impunidad.

“Los gobiernos pueden mejorar los esfuerzos contra la corrupción al garantizar sistemas judiciales independientes, una sociedad civil dinámica, la libertad de los medios de comunicación y la protección efectiva de los denunciantes”, explicó Guterres.