1219 patrulla fronterizaLos Angeles, 19 Dic (Notimex).- Tras la muerte de la niña guatemalteca de siete años bajo custodia de autoridades migratorias urge un cambio que erradique toda la cultura de crueldad que subyace en el sistema de control de fronteras, demandó un exagente de la Patrulla Fronteriza.

“Lo que le sucedió a Jakelin no es una aberración, sino el resultado previsible de las prácticas deshumanizantes que definen la política fronteriza de Estados Unidos”, expresó Francisco Cantú, quien fue agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos del 2008 al 2012 en una colaboración que publicó Los Angeles Times.

Cantú, quien es el autor de "La línea se convierte en un río: despachos desde la frontera", advirtió que no será suficiente realizar una auditoría de la estación de la Patrulla Fronteriza de Lordsburg y barajar su jerarquía, o aumentar los rangos de los técnicos de emergencias de la Patrulla Fronteriza y brindarles capacitación pediátrica.

Habrá una investigación sobre la muerte de Jakelin, pero en términos generales, aseguró, sus causas son lo suficientemente claras: descuido, falta de compasión, poca responsabilidad en la frontera.

Desde enero de 2010, la Coalición de Comunidades Fronterizas del Sur de San Diego ha catalogado al menos 81 muertes a manos de agentes de la frontera de Estados Unidos, y desde el 2000, más de seis mil han muerto como resultado de políticas de "disuasión" que obligan a los migrantes a cruzar de forma remota y peligrosa áreas como la que atravesaron Jakelin y su padre.

Desde que la Patrulla Fronteriza admitió que Jakelin Ameí Rosmery Caal Maquin, una niña guatemalteca de siete años que buscaba asilo con su padre, había muerto bajo su custodia, los funcionarios del gobierno han estado tratando de desviar la culpa de su muerte.

Lo que queda claro hasta ahora, según informes de prensa, es que Jakelin y su padre se entregaron a los agentes de la Patrulla Fronteriza el 7 de diciembre junto con otros 163 inmigrantes en el desierto de Nuevo México.

Según un informe de incidentes del Departamento de Seguridad Nacional, fueron examinados en una subestación remota y se encontraron en buenas condiciones.

El Departamento de Seguridad Nacional no puede confirmar si Jakelin consumió comida o agua en la instalación, pero ocho horas después estaba "febril y (con) vómitos" en un autobús de transporte que se dirigía a la estación de la Patrulla Fronteriza de Lordsburg.

Fue recibida por técnicos de emergencia de la Patrulla Fronteriza que la revivieron dos veces, registraron su temperatura a 105.9 grados y pidieron un helicóptero al Hospital de Niños de Providence en El Paso, donde murió unas 27 horas más tarde.

El gobierno de Estados Unidos afirmó que Jakelin había viajado durante días por el desierto sin comida ni agua y que estaba por encima de toda ayuda antes de que fuera detenida. Sin embargo, su padre dice que se encargó de que ella comiera y bebiera.

El presidente de la Academia Americana de Pediatría indicó que su muerte fue, sin duda, prevenible. Pero la directora del Departamento de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, culpa a la víctima en esta historia. "Esta familia", dijo el viernes, "eligió cruzar ilegalmente".

La cultura institucional de la Patrulla Fronteriza rechaza regularmente incluso las necesidades más básicas de los migrantes detenidos, aseguró.

Un portavoz de Aduanas y Protección Fronteriza insistió ante el Washington Post que "los agentes de la Patrulla Fronteriza tomaron todas las medidas posibles para salvar la vida de la niña en las circunstancias más difíciles".

“Eso puede ser técnicamente cierto. Pero incluso si los agentes individuales de Lordsburg se apresuraron a salvar la vida de Jakelin, no se borraría otra verdad: la cultura institucional de la Patrulla Fronteriza regularmente descarta incluso las necesidades más básicas de los migrantes detenidos”, comentó.