naufragio KurskAFP.- El 12 de agosto de 2000 la explosión accidental de un torpedo provocó el hundimiento del submarino nuclear Kursk, joya de la flota rusa.

El destino de los 118 hombres atrapados a 108 metros de profundidad en el mar de Barents mantuvo a la nación en vilo hasta el trágico desenlace, nueve días después de la peor catástrofe vivida por la marina del país tras el final de la Unión Soviética.

En la mañana de ese sábado, el gigantesco submarino Kursk de 154 metros de largo participa en los ejercicios de gran escala de la Flota del Norte en las fronteras de Rusia y Noruega.
A las 11:28 horas, los sismógrafos noruegos registran una violenta explosión seguida, diez minutos después, de una segunda detonación más fuerte.

El submarino es localizado el domingo al amanecer por la marina rusa. Toda conexión de radio con la tripulación está cortada.

Solo se capta el SOS que un ocupante del sumergible lanza a través de golpes en el casco.

Al final de la tarde, se lanza un primer submarino de rescate, pero éste choca contra los restos del Kursk y debe salir rápidamente a la superficie.