Si diciembre mantiene la misma tendencia (que la primera parte del año), entonces 2014 será probablemente el año más caliente jamás registrado, por delante de 2010, 2005 y 1998", señaló la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en un informe provisional difundido durante la Conferencia de Cambio Climático en Lima (COP20).
El récord posible de temperatura promedio en la superficie terrestre "se debe en gran medida a temperaturas récord en la superficie de los océanos, que van a seguir siendo probablemente superiores a lo normal hasta fin de año", dijo la OMM.
Temperaturas elevadas en la superficie de los océanos, combinadas a otros factores, contribuyeron a lluvias e inundaciones excepcionales en varios países y a sequías extremas en otros", precisó el reporte.
En los diez primeros meses del año, la temperatura promedio de la Tierra y de la superficie de los océanos fue de 0.57°C más alta que el promedio de 14°C del periodo referencial 1961-1990.
La información provisional para 2014 determinaría que los 14 años de este siglo serían los más calientes de los 15 años con más altas temperaturas. Lo que confirma la "alarmante tendencia" de aumento de la temperatura de la tierra a largo plazo.
"El calentamiento global no se detiene", dijo Michel Jarraud, jefe del OMM.
Lo que hemos visto en 2014 es coherente con lo que esperamos de un clima que está cambiando. Récords de temperatura combinados con lluvias torrenciales destruyeron numerosos hábitats y arruinaron vidas", declaró el responsable.
Según la OMM, las altas temperaturas de enero a octubre se registraron en un año sin fenómeno de El Niño, un calentamiento cíclico de las aguas del Pacífico tropical que perturba el ciclo habitual de las precipitaciones.
En América Latina
En América Latina se ha registrado una extensa serie de desastres ligados al clima este año.
En Argentina se produjeron inundaciones y récords de lluvias. Los mismos fenómenos se extendieron a territorio paraguayo, sur de Bolivia y sureste de Brasil.
En Paraguay las lluvias torrenciales causaron el desborde del río Paraná con inundaciones que afectaron a más de 200 mil personas, recordó la agencia meteorológica de la ONU.
"Hemos visto los efectos de cambio climático que tuvo nuestra región", dijo Christiana Figueres, la secretaria ejecutiva de Naciones Unidas para el Cambio Climático.
Las tormentas y las sequías van a continuar, el derretimiento de los glaciares en los Andes va a continuar. Hay urgencia por prepararnos y mitigar estos eventos. No podemos simplemente adaptarnos porque nos estamos exponiendo a los peores efectos de cambio climático", agregó.
El reporte provisional de la OMM sirve de guía a los 195 países reunidos en Lima durante dos semanas para intentar avanzar en la elaboración de un pacto mundial que busque detener las graves alteraciones del clima. Este acuerdo debería adoptarse en París en 2015 y entrar en vigor en 2020.
Está en juego el modelo de desarrollo que adoptaremos en los años venideros", señaló Mariana Panuncio, directora de Cambio Climático del Fondo de Vida Silvestre (WWF, en inglés) para Latinoamérica y el Caribe. "Estamos en camino hacia un mundo mucho más caliente, y esto mermará el progreso económico en nuestra región", advirtió.
Descarbonizar
el crecimiento
Los compromisos centrales de los países para hacer frente al cambio climático se centran en reducir el uso de energías sucias –quema de carbón, petróleo, gas natural– y la deforestación, que generan emisión de gases de efecto invernadero que elevan la temperatura terrestre.
"De manera urgente debemos descarbonizar el crecimiento económico del mundo, pero eso sólo se logrará dentro de un proceso gradual", dijo Figueres.
LOS GLACIARES SE DERRITEN
Como gigantes en agonía, los glaciares tropicales andinos se derriten a una velocidad que preocupa a los científicos. Su imparable retroceso en las últimas décadas aumenta la sospecha de la responsabilidad humana en un fenómeno tan dañino como la fundición de los casquetes polares.
Centro de atención de la conferencia de la ONU sobre el cambio climático que se realiza hasta el próximo día 12 en Lima, fue la desaparición de estos castillos de hielo, ubicados entre Ecuador, Bolivia, Colombia y Perú en una zona en la cordillera de los Andes que abarca unos 1,700 km2, afecta la disponibilidad de agua dulce y podría aumentar el nivel del mar.
Bolívar Cáceres, uno de los pioneros en la investigación de estos glaciares en Ecuador, donde se reparten entre siete volcanes nevados, ha sido testigo de la disminución de las nieves tropicales.
Desde hace 16 años, sube regularmente al Antisana, a 50 km al sureste de Quito, en busca de datos que ayuden a entender lo que está ocurriendo, pero cada vez tiene que escalar más alto para recolectarlos.
Es impresionante cómo en estos pocos años ha retrocedido la superficie glaciar. Lamentablemente, no podemos hacer gran cosa. Muchos glaciares van a desaparecer", dice el experto del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) de Ecuador.
El Antisana, de 5,700 metros de altura, adormece los sentidos. A 600 metros de su cumbre se ven lenguas de nieve que cuelgan liberando hilos de agua de varios colores. El ruido del viento se mezcla con el de los riachuelos corriendo entre rocas de gran tamaño.
Hacia finales de los años 1980, Ecuador tenía 92 km2 de superficie glaciar. Para 2010, había disminuido a 42 km2 y se estima que este año caerá a 38 km2, según Cáceres. Una pérdida de entre 30% y 50%, similar a la que evidencian los glaciares de Bolivia, Colombia y Perú.
Los científicos explican este retroceso por los cambios cíclicos en la naturaleza, pero cada vez hay más evidencia de que detrás de la fusión está el calentamiento global asociado a la actividad humana.
LAS INUNDACIONES AZOTAN CALIFORNIA
La primera tormenta invernal en casi tres años en el sur de California causó el desalojo de un centenar de familias por deslaves, reportaron ayer autoridades locales.
La tormenta, que inició la víspera y continuará hasta las primeras horas de hoy, no resolverá la peor sequía que padece el estado en las últimas décadas.
Las advertencias sobre inundaciones se han mantenido en áreas de Los Ángeles y Orange en donde hasta se colocaron miles de costales de arena.
Residentes de Glendora y el cañón Silverado, en donde hace unos meses se registraron poderosos incendios, es donde las alertas se intensificaron.
En esta área ya se han registrado 16 deslaves de lodo y desechos, sin embargo, hasta el momento no se han reportado daños a propiedades.
Las autoridades han cerrado hasta nuevo aviso el acceso a Glendora Mountain Road.
En el cañón Silverado de igual forma se mantienen las alertas en áreas afectadas por el incendio Silverado de septiembre pasado.
Las evacuaciones en esta área son voluntarias pero estaremos pendientes de cualquier contingencia", declaró Mike Petro de Bomberos del Condado de Orange.
La primera tormenta invernal se espera que deje en la región más de seis pulgadas de lluvia en áreas del sur de California.
Otras zonas afectadas han sido en Ventura en donde se ordenaron unos 180 desalojos en Camarillo Springs desde el martes.
Las lluvias ocasionaron apagones, accidentes viales, calles inundadas, caída de árboles, cierre de tramos carreteros y evacuaciones forzosas por riesgo de deslaves en la región.
Unas 11 mil 300 viviendas del condado de Orange resultaron afectadas por el corte de luz por espacio de una hora, mientras que en Los Ángeles al menos 400 casas sufrieron un apagón que los dejó sin electricidad por casi 10 horas.
Esperan lo peor
Se espera que zonas del este de Los Ángeles alejadas de la costa presenten los peores aguaceros. Yucaipa Ridge, un lugar en las Montañas de San Bernardino, había recibido la cantidad excepcional de 21.3 centímetros de lluvia para las 4:00 de la mañana del miércoles, de acuerdo con el Servicio Nacional de Meteorología.
Pese a la escala de la tormenta, los expertos afirman que se necesitarían muchas más tormentas similares para que el estado se recupere de una sequía de tres años.
La lluvia generó embotellamientos en todo California, arrojó nieve en montañas cruciales para el suministro de agua y despertó cascadas emblemáticas en el Parque Nacional Yosemite, entre ellas las Cascadas Yosemite de 740 metros que a mediados de julio se había reducido a un pequeño chorro.
"Con la precipitación, lucen bien. Están fluyendo bastante bien", dijo la vocera del parque, Ashley Mayer.