Con un espectáculo carnavalesco, Río de Janeiro despide los primeros Juegos Olímpicos realizados en Sudamérica.La ceremonia de clausura, celebrada en el Estadio Maracaná, comenzó con la cuenta regresiva, marcada por un reloj de pulsera como el ideado por Alberto Santos Dumont, el brasileño considerado además pionero de la aviación y homenajeado en el espectáculo.
Brasil apeló de nuevo a su música como carta credencial para conmover al mundo, como lo hizo en la ceremonia de inauguración. También rindió honores a deportistas destacados de estos Juegos y de la historia, y desde luego, ofreció un festejo para los voluntarios que hicieron posible la realización del evento.
Deportistas representantes de las 207 delegaciones que se reunieron en tierras brasileñas desfilaron mostrando orgullosamente sus banderas, y aquellos que lograron subir al podio lucieron sus preciadas medallas.
Como ya es toda una tradición, a mitad del evento se realizó la premiación de la prueba de maratón varonil en la que Eliud Kipchoge, representante de Kenia, recibió su medalla de oro, mientras el etíope Feyisa Lilesa y el estadounidense Galen Rupp recibieron las preseas de plata y bronce, respectivamente.
Después de varias horas de fiesta Brasil hizo entrega de la bandera olímpica a los representantes de Tokio, la ciudad que albergará los Juegos Olímpicos en 2020. Como parte de la ceremonia, el país asiático realizó una pequeña presentación en la que mostró el potencial que tienen como nación para albergar la próxima edición de la máxima fiesta deportiva.
El momento más emotivo de la noche llegó cuando el pebetero que estuvo prendido por 16 días en Río de Janeiro se apago para decir adiós a la primera justa veraniega celebrada en tierras sudamericanas.