¿Seguirá Cataluña formando parte de España? A esta pregunta responden este domingo 5,5 millones de catalanes. Oficialmente, no se trata de un referendo -Madrid había prohibido la consulta por no ajustarse a la Constitución-, pero los independentistas han convertido estas elecciones autonómicas en un plebiscito sobre el futuro de esta región.

A las 13 (hora local), la participación era del 37,74%, es decir un 5,31% más alta que en las elecciones de 2012. El enviado especial de RFI a Barcelona, Carlos Herranz, recogió el testimonio de los primeros votantes a la salida del colegio Reina Violent, en el Barrio de Gracia.

Los electores tenían conciencia de que votar a un partido significaba pronunciarse a favor o en contra de la independencia. Era el caso de un joven que acababa de depositar su voto por la coalición independentista, Junts pel Sí (Juntos por el Sí). “Para el momento en que estamos viviendo en Cataluña, creo que es bastante importante decidir entre una opción en un sentido u otro, y para mí el sentido más claro es Junts pel Sí”, sostuvo ante el micrófono de RFI.

Su opinión era diametralmente opuesta la de otro hombre que acaba de sufragar. “Voté al PP (Partido Popular) ¿Por qué? Lo voy a decir muy claro. Vale más bueno conocido que malo por conocer y no quiero independencia. Creo que soy catalán, soy español y soy europeo”, explicaba a la salida de la escuela.

Hasta el veredicto de las urnas (se vota hasta las 20), los sondeos auguraban una mayoría de escaños a las dos listas independentistas, Junts pel Sí y la izquierda anticapitalista CUP, aunque no llegaban a la mayoría de sufragios.

Una de las claves de la elección la puede tener el partido anticapitalista y proindependentista Candidatura de Unidad Popular (CUP), encabezado por el periodista Antonio Baños, quien podría tejer alianzas con los secesionistas.

Tres escenarios se plantean a partir de los resultados. Si los independentistas obtienen una mayoría de escaños y de votos, acelerarían, el proyecto de secesión que vislumbran para 2017. Si logran mayoría de escaños pero no de votos, el futuro sería menos claro, ya que dificultaría leer estas elecciones como un plebiscito. En cambio, de ganar quienes quieren seguir estando en España, congelarían el plan de los secesionistas.