carnaval 1487995300ENFOQUE.-Personas de todo Brasil comenzaron el viernes con los festejos del Carnaval, y salieron a las calles a bailar samba, tomar cerveza y olvidarse por un momento de los problemas económicos y la crisis política que se viven en país a causa de un escándalo de corrupción.


El carnaval más famoso del mundo en Río de Janeiro empezó de una forma inusual. Después de un día en que guardó silencio, el alcalde Marcelo Crivella demoró la tradicionalmente opulenta ceremonia inaugural hasta las 8:30 de la noche, sólo para finalmente no acudir amparado en la excusa de que su esposa estaba enferma. A la larga, el ayuntamiento de Río difundió un correo electrónico en el que afirmó que el Carnaval estaba "oficialmente inaugurado".
Pero varias de las llamadas fiestas "bloco" ya habían comenzado desde la tarde. Miles de personas bailaban bajo un calor de 32 grados Celsius (90 Fahrenheit) y una intensa humedad típica del verano en el hemisferio sur.
Pero de lo que más se hablaba era de la inusual inauguración del festival, que cada año le genera a Río ingresos superiores a los mil millones de dólares.
En el sambódromo, donde las competencias de las escuelas de samba comienzan el domingo, miles de personas se hicieron presentes para la tradicional entrega de la llave de la ciudad al "Rey Momo", el rey de los placeres carnales. El ex alcalde Eduardo Paes siempre realizó la ceremonia con gran fanfarria.
Sin embargo, Crivella, un obispo pentecostal jubilado que asumió el puesto el 1 de enero, decidió enviar al director de la agencia turística de Río con el fin de que lo representara en la ceremonia inaugural. Algo aún más extraño fue el rápido retiro del Rey Momo, que no concedió entrevistas como suele hacerlo y fue escoltado por guardias de seguridad para que saliera del sambódromo.
Se desconoce si Crivella asistirá a ese recinto durante alguno de los cinco días de desfiles. El concejo municipal de Río ya le autorizó viajar al extranjero durante los próximos días. Horas antes el viernes, cuando aún se desconocía si el alcalde acudiría a la ceremonia inaugural, María Cristina de Jesús, la guardiana de la simbólica llave de la ciudad, parecía alguien a quien habían dejado plantada.
Los festejos anuales del Carnaval llegan en un momento muy difícil para muchos brasileños. La economía está sumida en recesión, y se está llevando a cabo una enorme pesquisa por corrupción en la paraestatal Petrobras que ha involucrado a numerosos políticos y empresarios.
En Sao Paulo, donde las competencias de las escuelas de samba comenzaban el viernes en la noche, se presentaron fuertes tormentas. En algunas calles en el este de la ciudad había inundaciones, y las imágenes de Globo Television mostraron automóviles completamente sumergidos y flotando.