Reportes de prensa indican que Afalina, Oceanarium, Bely Kit y Sochi Dolphinarium fueron sancionadas por capturar a dichas especies marinas en áreas prohibidas con embarcaciones que no son avaladas por las leyes rusas.
Los cetáceos que las compañías tenían en cautiverio ya fueron liberados; sin embargo, quedan más en la "cárcel de ballenas" que esperan ser rescatados.

La ambientalista rusa, Nina Zirianova, denunció en junio de este año que el lugar es explotado como atractivo turístico, a pesar de las recomendaciones de científicos que piden devolver a los ejemplares a su hábitat natural.

Se estima que desde julio de 2018, de 11 orcas y 87 belugas, entre ellas 15 crías, se encuentran encerradas en pequeñas celdas de la "prisión" ubicada en la costa este de Rusia.

Desde la década de 1960, esta especie se convirtió en atracción de los parques acuáticos alrededor del mundo, principalmente por su comportamiento dócil y fácil entrenamiento.

A diferencia de especies que pueden vivir más en cautiverio, estos mamíferos pueden presentar trastornos de salud, psicológicos e incluso alteraciones en su anatomía, debido al nado en círculos que realizan en espacios pequeños.

Las orcas nadan hasta 100 kilómetros diarios, esto les permite mantener su temperatura corporal en las frías aguas rusas y encerradas pueden morir por hipotermia. Además, separar a las crías de sus madres incrementa la tasa de mortalidad.